Cuando se habla de productividad para escritores hay una idea que acude rápidamente a la mente: aumentar el número de palabras escritas por día.
Para los escritores ser productivo es escribir mucho, escribir cada vez más. De ahí la obsesión por fijar cuotas de escritura y tratar de elevar la cifra. Lo que sin duda es correcto, pero no suficiente.
Por eso hoy vamos a hablar de las ventajas e inconvenientes de que te fijes cuotas de escritura diarias, semanales o mensuales.
La productividad va más allá de las cifras
Lo primero que es necesario aclarar es que la productividad va más allá del número de palabras que escribas e incluso de las horas que le dedicas a la escritura.
Puedes dedicar muchas horas a escribir, pero no por ello ser productivo. Puedes escribir muchas palabras, pero que a la hora de la verdad necesites eliminar las dos terceras partes porque no aportan nada a la historia que estás escribiendo.
Y es que la productividad va más allá de las cifras. Las incluye, pero las trasciende.
Las cifras no son más que un indicador, una lectura. Hay que saber interpretarlas para poder actuar en consecuencia, buscando soluciones para nuestras carencias o nuevas maneras de hacer que arrojen mejores resultados.
Por tanto lo primero que debes hacer para ser más productivo es no obsesionarte con las cifras.
La productividad va más allá de escribir diez mil palabras al día.
- La productividad empieza por disponer de tiempo para escribir. Lo que implica organizar tu agenda y tu día a día para poder tener ese tiempo.
- Pero, naturalmente, tiene que ver sobre todo con cómo aprovechas ese tiempo para sacar de él el máximo provecho.
- La productividad incluye también tener un proceso de escritura optimizado que te ayude a avanzar en tu trabajo de manera efectiva, un método para hacer una cosa después de la otra en el orden que mejor te funcione.
Sobre esa base, fijar cuotas de escritura, marcarte un número de palabras por día e intentar alcanzarlo es una buena estrategia.
Pero como cualquier estrategia, debes enfocarla de la manera correcta para asegurarte de que da sus frutos.
Cómo fijar cuotas de escritura
Lo primero que debes hacer para fijar cuotas de escritura es analizar de cuánto tiempo dispones. En función del tiempo podrás marcar tus metas.
Si solo dispones de una hora diaria, pretender alcanzar diez mil palabras puede ser demasiado ambicioso. Y si solo dispones de unas pocas horas los domingos por las mañanas, tu cuota de escritura debería tener en cuenta esa realidad.
En función del tiempo del que dispongas puede que tu cuota de escritura no tenga que ser diaria, sino semanal o mensual.
En cuanto a la cifra, sé ambicioso pero realista. Márcate un número de palabras que te suponga un cierto reto, pero no tan elevado que acabes por no alcanzarlo día tras día, de modo que te genere frustración.
Ahora bien, una vez fijes tu cuota de escritura y compruebes que eres capaz de alcanzarla, siempre puede ser interesante tratar de superarla para aumentar tu productividad.
¿Cómo hacerlo?
Cómo mejorar tus cuotas de escritura
Como hemos dicho, la productividad va más allá de los números. Tiene que ver más con el cómo que con el cuánto.
Así que una vez hayas fijado tu cuota de escritura y alcanzarla en cada sesión de escritura no te cueste ningún esfuerzo, habrá llegado el momento de subir la apuesta.
No se trata de simplemente aumentar la cifra y, a partir del día siguiente, tratar de escribir más rápido. Sino de revisar lo que haces para tratar de buscar puntos de mejora e implementar nuevas maneras de hacer que te permitan ser más efectivo, es decir, más productivo.
Hay una cosa que puedes hacer para lograrlo: mejorar tu proceso de escritura. En el Curso de Novela te damos las claves para tener un proceso de escritura efectivo.
Pero te resumimos dos cosas básicas que puedes hacer y en las que, según nuestra experiencia, fallan muchos escritores:
1. Separar la escritura de la edición
Primero se escribe y luego se revisa y corrige. Hacerlo al mismo tiempo es una de las mejores maneras de ralentizar la escritura. Por eso es uno de los cuatro focos fatídicos de la procrastinación del escritor.
Necesitas tener la imagen completa que te dará el texto finalizado para saber qué debes corregir y qué no. De otro modo puedes pasarte horas corrigiendo una escena que al final eliminarás. O, todavía peor, decidir no eliminar una escena porque has pasado horas trabajando en ella cuando en realidad es superflua y, dejándola, le estás haciendo un flaco favor a tu novela.
Lo que entronca con la segunda cosa que puedes hacer para mejorar tu productividad y aumentar tu cuota de escritura: planificar tus sesiones de escritura.
2. Planificar las sesiones de escritura
De acuerdo, hoy vas a escribir durante un par de horas y quieres alcanzar las tres mil quinientas palabras. Pero ¿qué vas a escribir?
¿Vas a sentarte ante el ordenador y dejar que la historia fluya? ¿Vas a retomar la historia donde la dejaste ayer y tratar de hacerla avanzar sin tener un rumbo trazado previamente?
Si ese es el plan, puede que las dos horas de la sesión de ese día se te vayan en pensar ideas para continuar desarrollando la historia. O tal vez escribas tres mil quinientas palabras que al día siguiente elimines porque has pensado otra forma mejor de enfocar esa escena, con lo cual habrás tirado dos horas y tres mil quinientas palabras a la basura.
¿Cómo evitar pérdidas de tiempo tan flagrantes?
Planificando tus sesiones de escritura.
Cómo se planifican sesiones de escritura
Esto tiene que ver, una vez más, con el trabajo previo de planificación de tu novela. (Al final siempre nos acabamos dando de bruces con el).
Antes de empezar a escribir, deberías haber trazado las líneas maestras sobre las que construir tu novela (o relato). Así tendrás un esquema que, cuando llegue el momento de escribir, solo tendrás que desarrollar.
Decimos «solo», pero ya sabemos (y tú también) que no es tan fácil. La fase de escritura, trabajar para construir las frases y dar con la palabra exacta, es la parte más compleja del proceso de escritura. Ahora bien, si has hecho una lista de los capítulos y escenas de tu novela podrás ceñirte a ella y avanzar en orden. Lo que te permitirá saber que en la sesión de escritura de mañana vas a trabajar la escena en la que Luis y Pilar tienen un accidente de tráfico que les impide llegar a tiempo al recital de su hija.
Sabiendo lo que tienes que hacer, esa sesión de escritura será más provechosa. También porque no invertirás parte de ella en averiguar cómo se llama a la grúa (porque te habrás documentado previamente) y porque te vas a limitar a escribir la escena, sin pararte a revisarla y enmendarla una y otra vez (eso lo harás después, en la fase de revisión).
Si tienes un buen proceso de escritura y si has planificado bien tu novela, podrás programar tus sesiones de escritura para hacerlas más fructíferas. Sabrás si hoy toca documentarte, si hoy toca revisar o si hoy toca escribir. La técnica Pomodoro también puede ayudarte.
Hasta dónde incrementar tus cuotas de escritura
Poniendo en práctica estas ideas verás que aumentas tu productividad y que puedes incrementar tu cuota de escritura porque cada vez eres más efectivo.
Ahora bien, ¿hasta dónde incrementar tu cuota de escritura? ¿Debes exigirte más y más cada vez? ¿Dónde poner el límite?
Pues tú mismo vas a descubrir dónde poner el límite.
Llegará un momento en que todo esté perfectamente afinado y te encuentres cómodo con tu rutina de escritura, con el número de palabras que escribes y con cómo organizas tus sesiones de escritura en general.
Así que sigue funcionando así mientras todo marche bien.
Porque puede llegar un momento en que lo que hasta el momento te funcionaba deje de hacerlo. Por ejemplo, si hay cambios en tu vida, como nuevas responsabilidades que te obliguen a redistribuir tu tiempo. O si empiezas a trabajar en un nuevo proyecto que, por sus características, exija más de ti.
Lo bueno es que en este caso toda tu experiencia previa te ayudará a encauzar de nuevo tus horarios y métodos hasta dar de nuevo con el sistema que te funcione para tener tu productividad a pleno funcionamiento.
Los inconvenientes de fijar cuotas de escritura
El artículo se llama Ventajas e inconvenientes de fijarte cuotas de escritura, así que no podemos terminarlo sin mencionar los inconvenientes de fijarte un número mínimo de palabras por día.
Ya hemos mencionado algunos:
- La posibilidad de fijarte una cuota demasiado ambiciosa que seas incapaz de alcanzar y que acabe por frustrarte y hacerte renegar de la escritura.
- La posibilidad de cumplir con tu cuota solo para ver más tarde que lo que escribiste no sirve y tiene que ser eliminado.
- En general, perder de vista el verdadero objetivo de tener una cuota de escritura y acabar confundiendo el medio con el fin. Es decir, acabar obsesionado por cumplir la cuota de hoy, sin poner el foco en que lo que has escrito de verdad esté haciéndote avanzar en la escritura de tu novela.
Pero hay todavía un peligro, a nuestro juicio mayor: que las cifras te cieguen.
Muchos de nuestros alumnos nos preguntan cuál es la cifra media de palabras que debe tener una novela (media que, por cierto, no existe). Su intención es escribir hasta alcanzarla. Y, si se fijan una cuota diaria, saben que tienen que escribir durante un determinado número de días para alcanzarla.
Por ejemplo, pongamos que un escritor quiere escribir una novela de cincuenta mil palabras. Para ello se fija una cuota de escritura de dos mil palabras al día. En veinticinco días habrá escrito su novela (obviamos el tiempo dedicado a la preparación preliminar o la documentación, hablamos netamente de escribir, poner palabra tras palabra).
Pues bien, pasados esos veinticinco días el escritor de nuestro ejemplo tiene efectivamente sus cincuenta mil palabras, pero puede no tener una novela, ni siquiera un primer borrador.
Porque una novela es un todo coherente, con un arco compuesto por un planteamiento, un desarrollo y un final, donde a su vez los personajes tienen que completar su propio arco dramático y donde la historia tiene que estar presentada de manera inteligente y literaria.
Pero cuando se está pendiente del número de palabras se corre el riesgo de acortar o estirar la historia para que entre en el molde, perjudicándola. Puede que las cincuenta mil palabras presenten un largo planteamiento, pero que no haya desarrollo ni final distinguibles. O que el conflicto sea pobre o mal presentado.
Así que recuerda que la productividad debe estar al servicio de tu trabajo, no ser un fin en sí misma.
Fijar cuotas de escritura, sí. Tratar de incrementarlas, también. Pero siempre con sentido común.
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Excelente artículo!.
Soy una persona que siempre ha soñado en ser escritor y nunca he pasado de la idea a la acción aunque tengo un blog de ventas lo que me hace escritor supongo jeje. Cuando descubri ésta página me anime porque sigo con el sueño de no escribir un libro sin másque eso, dedicarme de tiempo completo a escribir.
La idea de analizar la productividad se me hace muy importe asi que gracias por la aportación.
E Mezquita O