Cuatro cosas que no debes hacer al escribir el final de una novela

Estás llegando al final de tu novela.

Ha sido un camino largo y duro, pero a la vez satisfactorio y divertido. Y ahora por fin acaricias la meta, diez mil palabras más y habrás terminado.

Pero, a veces, el deseo de terminar puede conducir a cometer errores.

Corres el riesgo de caer en la precipitación. Tienes tantas ganas de escribir la palabra «fin» que resumes todo lo que puedes para abreviar y dejas al lector en ayunas de ciertos detalles que explican el final, abortas la culminación de las subtramas e incluso cierras en falso tu historia.

O sucede justo lo contrario. Ahora que estás acabando te das cuenta de que hay muchas cosas que no han quedado explicadas correctamente y, sin ellas, el final no tiene sentido. Así que te remangas y añades cuarenta hojas más para explicar, justo antes del final, lo que tenía que haber quedado claro mucho antes.

Por cosas como esas planificar bien una novela antes de empezar a escribir es tan importante.

De todas formas, vamos a decirte algunas cosas que no debes hacer cuando vayas a escribir el final de una novela. Estate atento si estás justo en ese momento de la escritura o simplemente toma nota para cuando estés en la recta final de tu novela.

1. No introduzcas nuevos personajes

El final está próximo, así que no introduzcas ahora un nuevo personaje.

Tienes muy poco espacio para desarrollarlo como se merece, plantear su conflicto y darle ocasión de resolverlo.  De hecho, no tiene sentido incluir un nuevo conflicto cuando la historia está a punto de terminar.

Si no vas a tener ocasión de desarrollar el arco dramático de ese personaje, ese personaje es relleno. Así que puedes prescindir de él.

Pero si ese personaje es vital para la novela, si crees que tiene que estar sí o sí en sus páginas, busca un momento anterior para introducirlo, pero nunca más tarde del ecuador de la historia.

2. No introduzcas nuevas tramas secundarias

Con las tramas secundarias sucede lo mismo que con los personajes. Si la novela ya está terminando, ¿a qué introducir ahora una nueva historia? Apenas vas a tener lugar para desarrollarla bien.

Hacia el final de la novela, el lector está deseando saber cómo culminan los acontecimientos que lleva siguiendo página tras página desde el principio. Si casi al final introduces una subtrama nueva solo lograrás romper esa tensión acumulada que impulsa a tu lector hacia el final.

3. No filosofes

Una novela debe desarrollar ideas, hacer pensar al lector. Estamos totalmente de acuerdo.

Pero el final no es el mejor lugar para incluir una larga parrafada sobre el sentido de la vida, la importancia de la participación ciudadana en la política o el amor como palanca para cambiar el mundo.

Es difícil resistirse a la tentación de largar al lector un alegato final, pero debes contenerte.

Si has introducido hábilmente las ideas que querías exponer y, todavía mejor, si has convertido la acción en un ejemplo vivo de las mismas, al lector no le hace falta una exégesis en la que le expliques el sentido de la novela. Confía en su inteligencia.

Por tanto, debes mantener despejado el final para dedicarte a lo importante: cerrar los hilos narrativos que hayas abierto y dejar que el arco dramático de tu protagonista se cierre.

Este es el momento para poner el foco sobre el conflicto y la acción, alejándolo de cualquier detalle superfluo o distractor.

4. No te pases con las sorpresas

Se suele tener la idea de que el final de una novela debe sorprender al lector, que tiene que ser inesperado.

Pues no es así. Hablamos de ello en el artículo Tres reflexiones sobre el uso de la sorpresa en la trama.

El final de una novela debe desprenderse como una consecuencia lógica de todo lo que ha sucedido hasta entonces. No vale sacar conejos de la chistera en un intento de sorprender al lector.

A lo largo de la novela has debido presentar las causas, el final debe acoger el efecto. Por tanto el efecto tiene que estar relacionado con sus causas, no puede ser de otra manera o el lector sentirá que no has jugado limpio.

Tienes que seguir la línea causa-efecto. El lector puede suponer qué final aguarda a cada uno de tus personajes, pero está esperando la manera en que tú se lo vas a contar.

Desde luego, puedes introducir una vuelta de tuerca, un golpe de efecto que sorprenda al lector. Pero ese golpe de efecto tiene que relacionarse siempre con los indicios que has ido sembrando a lo largo de la novela. Por ejemplo, puedes jugar con los posibles varios efectos que puede desencadenar una causa.

Si una esposa es infiel a su marido, este puede perdonarla, puede pedir el divorcio, puede pagarle con la misma moneda… Puedes hacer que el personaje dude entre las diferentes opciones (todas posibles desde el punto de vista de la lógica), y que el lector solo al final descubra cuál es la decisión que toma el protagonista con respecto a su esposa.

Ahora ya conoces cuatro errores en los que no debes caer al escribir el final de una novela.

Si el tema te interesa te recomendamos el Curso de Novela, en el que encontrarás mucha información útil sobre cómo plantear el final de tu novela, el de tus capítulos y sobre cómo trabajar con la línea causa-efecto. Solo hay un par de convocatorias de este curso al año, pero puedes apuntarte a la lista de espera y te avisarmoes cuando haya una nueva edición.

4 COMENTARIOS


Otros artículos:

  • Tengo que darte toda la razón en todas tus recomendaciones. Los finales deben ser concisos, bien explicados y sin dejar cabos sueltos y eso se logra, no cometiendo los errores que acabas de describir.

  • Ante todo, enhorabuena y gracias por este blog que tanto me está ayudando a la hora de plasmar mis ideas en un papel. Yo tengo en mente una novela y espero llegue el momento de ponerme a escribirla (de momento estoy con el planteamiento), pero de forma habitual soy escritora de relatos más o menos largos, guiones de cortometrajes y cuentos infantiles. Quería entonces saber si, por ejemplo, el punto de las sorpresas es equiparable en los relatos o si por el contrario, dada su corta extensión, sí puedo dar una importante al final o desvelar un personaje en el último momento que haga que todo cobre sentido.

    No obstante, ya he visto un mogollón de entradas sobre relatos y microrrelatos que leeré con calma.

    • Hola, Marta:

      El relato se rige por normas algo distintas que la novela, precisamente por su menor extensión. Es cierto que suelen ser textos más provocativos, que juegan más con el lector. Precisamente por eso la sorpresa y el giro inesperado juegan buenas bazas en el relato.

      Por supuesto puedes cerrar tus relatos con una vuelta de tuerca inesperada que sorprenda al lector, pero no deberías hacerlo por sistema. Cada relato es único y, atendiendo a su tema, debería seguir una determinada estructura. Una estrucutra que tú consideres que es la más apropiada para esa historia que quieres contar, que la realza y pone de relieve todo su significado.

      Porque imagina que publicas una antología de relatos y cada pieza se cierra con un final sorpresa. Al tercer relato el lector habrá comprendido la estrucutura que sigues de forma repetitiva y para el final del cuarto ya estará esperando la sorpresa. Y esta habrá perdido así la fuerza de su efecto.

      Hay muchos más elementos que el final sorpresa para convertir un relato en una pieza única que cautive al lector. Se trata de conocerlos y saber usarlos.

      Por otro lado, por sorpresivo que sea un final debe siempre guardar coherencia con el planteamiento y el desenlace, y no ser un apósito que solo buscar causar efecto.

      Saludos.

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