Hace poco, alguien nos dejó una pregunta interesante en nuestro canal de YouTube. Una pregunta muy habitual, pero nada sencilla de responder: ¿cómo saber si lo que escribes está bien?
Podría decirse que la creación literaria y la duda sobre el propio trabajo van de la mano. El escritor siempre se pregunta si tiene lo necesario para escribir, si lo que escribe es lo bastante interesante y artístico y si podría hacerlo mejor. La respuesta que se da casi siempre es «no».
John Cheever dijo: «En toda mi vida, nunca terminé nada para mi absoluta y duradera satisfacción». Y Jean Cocteau decía: «Cuando uno termina de escribir y releer algo, siempre tiene la tentación de cambiarlo, mejorarlo, eliminar el veneno, pulir las aristas
La mayoría de los grandes autores siempre dudan de sus capacidades, seguramente eso es lo que los impulsa a seguir esforzándose, subir el listón y hacerlo todavía mejor.
Como es natural, las dudas atacan también mientras se escribe, mientras se está inmerso en el proceso de creación de la obra. Y si las dudas atacan a los escritores consagrados, ¿qué no sucederá con un escritor novel que está dando sus primeros pasos en la narrativa y que todavía no controla del todo sus herramientas y el oficio?
Cuando el escritor principiante trabaja en sus primeros textos, o al menos en los primeros una vez que comienza a desarrollar una escritura consciente, es lógico que lo asalte una cierta sensación de inseguridad sobre lo que está escribiendo. No sabe si la obra tiene sentido, si hay algo que falla en ella sin que él pueda percibirlo, si se entenderá bien, etc.
Hoy queremos dar algunas ideas que te puedan servir de guía cuando, mientras escribes, te preguntes si el trabajo avanza como debe o si estás incurriendo en errores o desviaciones que deberías subsanar. Son ideas muy básicas, pero consideramos que pueden ser muy útiles a aquellos de vosotros que estáis dando los primeros pasos en la escritura a la hora de evaluar vuestro trabajo y ver si progresa adecuadamente.
Una recomendación preliminar
Si nos sigues hace tiempo, sabes que no hay artículo en el que no os recomendemos hacer un buen trabajo previo. Ese es el momento de pensar bien la obra y tomar las decisiones sobre cómo la vas a escribir, sirviéndote de qué recursos, cuáles serán su conflicto y su tema, quiénes sus personajes y su narrador…
Además, el plan previo es una excelente orientación durante la fase de escritura porque te sirve para detectar desviaciones e inconsistencias y te permite evaluar si trabajas de acuerdo con esa idea bien ponderada que te has hecho antes de abordar la escritura.
También, aunque parezca lo contrario, te permite ser más creativo y flexible. Cuando, mientras escribes, aparezcan ideas nuevas, nuevas posibilidades (y es algo que sucederá, porque forma parte del proceso creativo), podrás cotejarlas con tu plan previo y ver cómo encajarlas de manera armoniosa, sopesando los cambios que debes hacer en el planteamiento general para que esas nuevas ocurrencias no provoquen disrupciones desaconsejables.
De manera que nuestra primera recomendación para que puedas evaluar tu trabajo es que tengas un plan previo que te sirva de mapa.
Algunos aspectos para evaluar el trabajo
Ahora que ya hemos insistido una vez más en la importancia de hacer un buen trabajo previo, examinemos algunos de los aspectos de tu trabajo que puedes evaluar para ver si va por buen camino.
Estructura
A medida que escribes debes prestar atención a la estructura de la obra. La estructura es básica, ella es el esqueleto de la novela, el armazón que lo sostiene todo.
Seguro que ya conoces la estructura arquetípica que divide la obra en tres partes: planteamiento, desarrollo y desenlace. Es una estructura sencilla pero eficaz, por eso se usa desde que el ser humano comenzó a narrar historias. Comprueba que tu novela se adapta a ella.
Pero no basta con que tu obra tenga un planteamiento, un desarrollo y un desenlace. Además, debe haber un equilibrio adecuado entre sus partes. En una novela bien trabajada planteamiento y desenlace siempre ocupan menos y el desarrollo tiene una mayor extensión. Es lógico, ya que en el desarrollo es donde el conflicto se desovilla y el personaje se enfrenta a él. Mucho cuidado porque un error habitual es dejar que el planteamiento crezca en demasía a costa del desarrollo.
Por último, la transición entre las partes debe ser armoniosa. El paso del planteamiento al desarrollo y de este al desenlace debe estar bien afinado. Manejar bien los puntos de giro es todo un arte.
Conflicto
Hemos repetido a menudo que el conflicto es el motor de un texto narrativo. Sin conflicto no hay historia que interese (lo cual no significa que todas las obras deban girar en torno a conflictos asombrosos, dramáticos o epatantes).
Para evaluar tu obra y saber si lo que escribes está bien, asegúrate de que tienes claro cuál es el conflicto al que tu protagonista se va a enfrentar. Este es un punto que a menudo los escritores noveles no tenéis claro, así que préstale especial atención.
Tienes que conocer bien el conflicto para poder desarrollarlo de forma interesante y solvente, logrando que ponga al personaje a prueba una y otra vez y lo fuerce a evolucionar.
Hemos hablado ya largo y tendido sobre el conflicto en este otro artículo que te invitamos a leer.
Protagonista
Si el conflicto es importante es justamente porque afecta al protagonista. Ambos, conflicto y protagonista, están inextricablemente ligados.
Por eso debes asegurarte de que el protagonista responda al conflicto, que sea el tipo de persona al que ese conflicto afectaría. Por ejemplo, para una persona extrovertida ser invitada como ponente especial en un encuentro multitudinario puede no suponer ningún conflicto; pero para una persona introvertida, a la que no le gustan las multitudes ni hablar en público, sí puede serlo.
Si lo primero que ha venido a tu mente es el conflicto, deberás pensar en a qué tipo de persona afectaría un conflicto de esa índole, que persona sería la que respondería a él; desde ahí deberías empezar a construir tu personaje. Si, por el contrario, lo primero que ha venido a tu cabeza es un personaje, en ese caso deberás pensar, dado su carácter, qué tipo de conflicto podría afectarle y obligarlo a actuar y a cambiar.
Mientras escribes, asegúrate de que el conflicto siempre está activo y de que el protagonista nunca deja de responder a él de una manera u otra.
Evolución
Otra cosa a la que debes prestar atención mientras escribes es a la evolución del protagonista.
El personaje principal debe cambiar a lo largo de la historia. Es necesario que los personajes se transformen, que no sean iguales en el planteamiento que en el desenlace. Por eso, para escribir una buena obra, es importante trabajar el cambio del protagonista.
El concepto no suele presentar dudas a nivel teórico: el personaje cambia de débil a fuerte, de malo a bueno, de optimista a cínico… Pero a nivel práctico debes asegurarte de que ese cambio se plasma de manera adecuada, de que no es un cambio demasiado drástico y de que encaja bien con lo que le has contado al lector sobre el protagonista.
No olvides, además, que el personaje puede no desear cambiar y que su cambio no tiene que ser necesariamente positivo, un personaje también puede cambiar para peor.
Tiempo
El manejo del tiempo es un aspecto muy importante en la construcción de un texto literario, especialmente en el caso de obras largas como las novelas. Por desgracia, es también un elemento a menudo descuidado.
Una novela debe crear una sensación de paso del tiempo (incluso aquellas que suceden en un periodo corto de tiempo, como por ejemplo el Ulises de Joyce, que transcurre en un único día). El lector debe recibir la impresión de que el tiempo avanza, porque esa impresión es la que contribuye a construir esa sensación de desarrollo, de historia que avanza; también es lo que permite transmitir la idea de que el personaje evoluciona.
Para evaluar tu trabajo, atiende al tiempo. Asegúrate de que das suficientes indicaciones de su transcurso; bastan pequeñas señales como «por la mañana», «había pasado una semana», «al verano siguiente»…
Y estate muy atento para no incurrir en fallos en la cronología. Si una escena sucede de día, no digas que brilla la luna; si una mujer está embarazada en una escena e indicas más adelante que han pasado dos años, su hijo no puede tener tres meses en una escena posterior.
Si usas anacronías, como analepsis, prolepsis o elipsis (y deberías usarlas, porque son recursos narrativos muy versátiles que aportan dinamismo a la narración), mucha atención al tiempo. Al lector no debe costarle saber que la analepsis ha finalizado o que se ha elidido alguna acción y el tiempo ha pasado.
Narración y manejo del lenguaje
Todos los elementos que hemos mencionado son, de alguna manera, estructurales, podríamos decir que son incluso imperceptibles. (Aunque justamente ellos son los que convierten un texto en narrativa, ellos son los que hacen que una historia nos guste, y los buenos lectores saben distinguir al autor que los usa bien y al que no). Pero todos estos elementos se convierten al final en una narración, en palabras, en lenguaje.
Si la narración y el lenguaje no se usan con solvencia, la obra fracasará. Debes por tanto prestarles mucha atención mientras escribes. Quizá eso que sientes que falla en tus textos, sin que sepas decir qué es, sea precisamente el lenguaje.
El escritor crea con palabras, es decir, con un material que podríamos decir «vulgar». No se sirve de mármoles o bronce, de colores y pigmentos. Usa las mismas palabras que todos nosotros pronunciamos a diario. Y con ellas crea arte.
Asegúrate de que escribes frases comprensibles y bien estructuradas, que usas un lenguaje claro, que no eres excesivamente abstracto, pero tampoco redundante o sobreexplicativo. Presta atención al ritmo. No olvides que no se es mejor escritor por usar palabras «raras» o retorcer el lenguaje; se trata de encontrar la palabra exacta, la expresión justa, y esas pueden ser palabras y expresiones que usamos a diario.
Esperamos que estas ideas te ayuden a partir de ahora a evaluar tu trabajo. Los que hemos repasado son quizá los aspectos más prominentes de una obra literaria y, aunque los hemos visto de manera breve, confiamos en que analizando cómo los estás empleando en tus obras podrás hacerte una idea cabal de si el trabajo avanza por buen camino.
Ya sabes que si quieres ampliar tus conocimientos sobre estas herramientas y recursos, puedes hacerlo a través del Curso de Novela. En él tienes un completo temario que abarca uno por uno todos los aspectos a tener en cuenta para escribir obras solventes y bien tramadas. Hemos buscado ejemplos para que comprendas bien cada tema explicado y dispondrás también de hojas de trabajo para ayudarte a pensar tu novela o a valorar el trabajo que vas haciendo. El curso está ahora mismo disponible. Puedes empezar hoy y ver cómo mejora tu escritura en cuestión de meses.
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Lee mucho
No queremos finalizar este artículo sin darte otro consejo que también repetimos a menudo: lee mucho. Tener un amplio bagaje de lecturas de todas las épocas y géneros es lo que te ayudará a valorar mejor si lo que escribes está bien.
Acabamos de repasar varios elementos del texto literario, pero solo los podrás comprender cabalmente si has leído lo suficiente para tener en tu memoria ejemplos de a qué nos referimos cuando hablamos de estructura, conflicto o manejo del tiempo. Durante la lectura el escritor recibe siempre una clase en la que los mejores escritores le enseñan cómo han empleado las herramientas que él también usa.
Además, cuando se lee mucho se tiene con qué comparar. Un escritor que además es un buen lector tiene en su mente un modelo ideal, formado con todas sus lecturas, que le ayuda a evaluar su propio trabajo y saber si es bueno y dónde podría mejorar.
Por si, como a nosotros, te gustan las listas de libros, te dejamos la nuestra, donde hemos recopilado algunas lecturas recomendadas tomadas de las obras que hemos usado como ejemplo durante los quince años que llevamos publicando artículos.
Estando atento al modo en que usas y manejas los elementos que hemos citado y siendo un lector atento tendrás mucho más claro si lo que escribes es bueno, si vas por el buen camino o si hay algo en tu obra que debas rectificar.
¿Te asaltan a ti las dudas durante el proceso de escritura sobre si lo que escribes está bien? ¿Qué haces para acallarlas? ¿Qué te parece esta guía para repasar los puntos básicos de un texto literario? Charlemos en los comentarios.
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Vuestros comentarios son fantásticos, me ayudan mucho a resolver dudas.Voy por la quinta novela y cada vez escribo mejor y me siento mas cómoda. Es verdad que siempre me asaltan dudas, inseguridades e incluso estando ya publicadas.La novela en la que estoy, comienza con el mismo conflicto que acaba.Se desarrolla en el transcurso novelado pero nunca desaparece aunque haya intentos por remediarlo.Creo que acabará con el mismo, más acentuado si cabe. El conflicto nunca se resuelve ni responde.No hay final feliz pero tampoco dramático.Se mezclará ficción con realidad y tocará investigar cual es cual.
Breve y preciso, como siempre.
Gracias.
Abrazo.