En el blog hemos dedicado ya varios artículos a hablar del narrador en primera persona. Sabemos que este es uno de los narradores favoritos de los escritores noveles, que encuentran más sencillo «meterse» en la historia y en el personaje cuando usan este narrador.
Pero sigue habiendo ideas confusas con respecto a este narrador que un buen escritor no debería albergar, por eso hoy queremos dedicarle un nuevo artículo al narrador en primera persona para repasar algunas de ellas.
El narrador en primera persona
Aunque seguro que ya sabes qué es un narrador en primera persona, comenzamos por el principio explicando sus características.
Cuando se usa un narrador en primera persona la historia es contada desde el punto de vista del «yo».
Me quedo acostada, reclinada en unas almohadas, con un vaso de agua en una silla a mi lado, y escucho los ruidos distantes que me llegan de mi madre: el batidor de huevos, la aspiradora, la música que suena por la radio, el rumor como de oleaje de la mopa encerando el suelo.
Ojo de gato, Margaret Atwood.
Cuando se usa un narrador en primera, el narrador suele ser el protagonista, el personaje principal directamente afectado por la evolución de los acontecimientos; pero también puede ser un personaje secundario que cuenta la historia que gira alrededor del protagonista.
Hay cuatro cosas importantes que el escritor debe tener en cuenta cuando valora si un narrador en primera puede ser la voz más adecuada para narrar la historia.
- La primera tiene que ver con la información. Tienes que valorar si tu personaje puede tener toda la información de la historia. Como el narrador en primera es un personaje, en principio no puede tener omnisciencia, de manera que quizá haya partes de la historia (en especial las que afectan a otros personajes) que no conozca. Si hay piezas importantes de la historia que no puede conocer quizá un narrador en primera no es la mejor opción. O, en cualquier caso, deberás pensar cómo llegó a conocer esa información.
- La segunda tiene que ver con la fiabilidad. Un narrador en primera persona es, más que ningún otro, un narrador que puede estar sesgado y contar la historia desde su punto de vista, tal como la vivió él. Por consiguiente, no tiene por qué estar contando exactamente la verdad, si no su versión de los hechos. Debes decidir hasta qué punto será fiable tu narrador.
- La tercera tiene que ver con el alcance ético e intelectual del narrador. Una historia puede cambiar mucho según quien la cuente. Por eso al elegir a tu narrador en primera debes tener en cuenta qué ha visto este de interesante en esa historia, qué le impulsa a contarla. Pero también, y sobre todo, cómo la manera de ser, los intereses y las experiencias de ese narrador van a modelar tanto la impresión que se hace de la historia como el modo en que la cuenta. Hemos hablado de este tema en otro artículo, por si te interesa.
- La cuarta tiene que ver con la necesidad que tienes, como autor, de valorar los aspectos que acabamos de mencionar (y otros complementarios) antes de elegir a tu narrador. El narrador es un aspecto determinante de una novela, es el intermediador entre el lector y la historia, su voz, la figura siempre presente que cuenta. De entre las voces de la novela, es la más omnipresente. Por eso su elección debe ser bien ponderada y sopesada, no puede ser fruto de una mera preferencia. No se trata de elegir el narrador que más te gusta a ti como escritor, sino el que mejor puede funcionar en la novela que planeas escribir, dadas las características que piensas darle: argumento, tema, atmósfera, etc.
Algunas ideas erróneas sobre el narrador en primera
Una vez claras estas características de un narrador en primera y cómo valorarlas antes de decantarse por él, ha llegado el momento de repasar algunas de esas ideas que los escritores principiantes suelen tener sobre él.
El narrador no es el autor
No es infrecuente considerar que el narrador de un texto literario se corresponde con el escritor artífice de ese texto. Esa confusión es todavía mayor cuando la obra está escrita en primera persona y el lector puede pensar que ese «yo» que narra es el mismo escritor. Margaret Atwood no es la protagonista de Ojo de gato (aunque ciertamente la novela tiene sutiles tintes autobiográficos).
Hemos desarrollado este tema en el artículo «Escritor, narrador y personaje, tres identidades diferentes (o no)». Pásate a leerlo.
Permite una mayor identificación con el personaje
Otro motivo por el que los escritores noveles se decantan por un narrador en primera es porque consideran que les permite una mayor identificación con el personaje. Como decíamos antes, el escritor considera que, con este narrador, es más capaz de «meterse» en el personaje y en la historia.
Sin embargo, esa idea de «meterse» en el personaje o meterse en la historia indica una visión muy simplista de lo que es escribir una novela. Un buen escritor no se limita a meterse en la piel de los personajes, como quien se pone un disfraz, para dejarse llevar por ellos. El escritor es un demiurgo: todo en la novela nace de él, no solo el protagonista. De acuerdo con esa idea de «meterse» en la historia, el autor no solo tiene que estar dentro del personaje, sino también dentro de la mesa a la que el personaje se sienta a comer y del plato de sopa que come.
En resumen, el escritor no puede estar solo dentro del personaje, porque tiene que controlarlo todo en su obra: la estructura, la cronología, el lenguaje, la dosificación de la información, el contexto y el subtexto… No puede estar únicamente pendiente del protagonista, porque él es el director de la obra. El escritor necesita una mirada a vista de pájaro sobre cada aspecto de su novela y no puede renunciar a ella.
Quizá por eso Flaubert dijo que «El autor debe estar en su obra como Dios en el universo: presente en todas partes, pero sin que se le vea en ninguna».
Ya sabes que si quieres conocer bien todos esos elementos que debes controlar con cuidado como escritor, puedes hacerlo con nuestro Curso de Novela. Un curso con un completísimo temario en vídeo y hojas de trabajo para ayudarte a pensar bien cada matiz de tu novela.
También se acostumbra a creer que el lector se identifica mejor con el protagonista cuando los avatares de este están contados por un narrador en primera persona. Sin embargo, los buenos lectores (como los buenos escritores) no buscan meramente identificarse con los personajes. Simplemente buscan comprenderlos. Y un buen escritor puede lograr que el lector comprenda adecuadamente a sus personajes también con un narrador en tercera, en segunda o con varios narradores.
El narrador en tercera persona da sensación de lejanía
Muchos escritores se decantan por usar un narrador en primera por la idea de que el narrador en tercera «aleja» la historia, la vuelve más impersonal y eso hace que resulte más difícil para el autor entrar en ella y para el lector identificarse con lo narrado.
Ya hemos dicho que esa idea de que el escritor necesita meterse dentro de su personaje no es exacta. Es cierto que el escritor necesita conocer bien a su protagonista, pero hay que matizar esa idea.
Cuando hablamos de «conocer» a un personaje no nos referimos a conocerlo como se conoce a una persona real. Por bien que conozcamos a una persona, siempre habrá partes suyas que ignoremos (que quizá ella misma ignore a su vez). El escritor necesita un conocimiento mucho más completo de sus personajes, en especial de los protagonistas. Justamente el conocimiento de un creador.
El escritor «crea» a sus personajes de la nada y, al hacerlo, decide una por una las cualidades que ese ente de ficción debe tener para llevar adelante la historia según la idea que como autor tiene, de acuerdo con cómo pretende desarrollar el argumento, cómo piensa abordar el conflicto y cómo desea que evolucione ese personaje. Es decir, el escritor decide las cualidades de sus personajes, no las descubre.
Por tanto, el escritor debe manejar bien sus materiales: construir bien a sus personajes y pensar bien la historia y cómo va a contarla (usando qué recursos). Y, si sabe hacerlo, también puede controlar el grado de lejanía o cercanía que imprime a su narrador, más allá de la persona en la que este narre.
Por ejemplo, el narrador de Los restos del día, de Kazuo Ishiguro, es un narrador en primera persona, pero es un narrador lejano, que trata de mantener al lector a distancia como, de hecho, ha tratado toda su vida de mantener a distancia a las personas de su entorno. Sin embargo, Jane Austen eligió narradores en tercera para novelas como Emma u Orgullo y prejuicio y nadie diría de ellos que son narradores distantes; por el contrario, son novelas en las que los lectores se han «metido» y se han «identificado con los personajes» desde hace un par de siglos.
El narrador en primera permite expresar mejor los sentimientos y pensamientos del protagonista
Los ejemplos de Jane Austen nos sirven también para rebatir esta idea. ¿Podemos decir que la autora no supo plasmar bien los pensamientos y sentimientos de Emma con su narrador en tercera? El que sea una novela que ha pervivido hasta nuestros días y cuya protagonista nos sigue pareciendo vivaz y cercana (a pesar de los años transcurridos desde la publicación de la novela) parece indicar lo contrario.
Veamos un pequeño fragmento en el que Austen expresa los sentimientos y pensamientos de su protagonista. Durante una merienda campestre, Emma se ha portado de una manera muy poco amable con la señorita Bates, una solterona sin fortuna, y el señor Knightley se lo reprocha. Este es un momento culminante de la historia y de la evolución de la protagonista. La autosuficiente Emma descubre que se ha equivocado (¿lo habrá hecho en otras ocasiones?), que se ha comportado mal; ha sufrido además la reprimenda de una persona a quien aprecia, y sufre por todo ello.
Estaba más perturbada de lo que podía expresar, más de lo que podía ocultar. Nunca se había sentido tan agitada, humillada y afligida, en ninguna otra circunstancia de su vida. Había sufrido una impresión profunda. No podía negar la verdad de los argumentos de su amigo. Sentía los cargos desde el fondo de su corazón. ¿Cómo había podido ser tan cruel, tan brutal con la señorita Bates? ¿Cómo había podido exponerse a crear tan mal concepto de personas que tanto estimaba? ¿Y cómo había podido despedirse de él sin decirle una palabra de gratitud, de comprensión, de cortesía natural?
El tiempo no logró tranquilizarla. Mientras más reflexionaba más dolida se sentía. Nunca se había sentido tan triste. […] Y, durante casi todo el viaje, Emma notó las lágrimas correr por sus mejillas, sin preocuparse en absoluto por reprimirlas, por extraordinario que parezca.
Emma, Jane Austen
Aunque narrado en tercera persona, comprendemos perfectamente cómo se siente Emma. Un narrador en primera también hubiera podido transmitirnos la desazón y la vergüenza que embargan a la protagonista, pero no lo hubiera hecho necesariamente mejor.
Confiamos en que estas ideas hayan movido tus reflexiones y te ayuden a tener una visión más amplia del narrador en primera en particular y de la figura del narrador en general.
¿Tenías tú algunas de las prevenciones que hemos señalado, como creer que el narrador en primera es más cercano o que permite una mayor introspección en el personaje? ¿Decides cuál será el narrador de tu obra por impulso o es una decisión sopesada? Compartimos ideas en los comentarios.
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Me resulta muy interesante porque muchas veces escribo en tercera persona y me parecía que lo hacía mal por no hacerlo en primera persona ,como la mayoría de las personas que escriben sin formación ,muchas gracias sus consejos siempre son de mucha ayuda,espero algún día poder llegar a publicar algo mío.
Excelente artículo. Casualmente, tengo seis relatos terminados y ahora estoy sobre la mitad, un poco más, del séptimo. Hablo de relatos no muy extensos, no de novelas. En este último he elegido utilizar, por primera vez, un narrador en primera persona; por nada en particular, solo porque quería experimentar la experiencia. La verdad es que me está gustando bastante. Pienso que el narrador en primera persona acerca más al lector a la trama, lo sumerge más en la historia.
Un saludo.
Muy bueno esto. Es cierto, hasta ahora escribir en primera persona ciertos textos, me ha producido una especie seguridad, como un control sobre un relato, que por lo general es producto de una vivencia externa, de un tercero. Quizá por estar comenzando en este camino de la escritura, pero hay que explorar otras formas y llegar a quien nos lee. Gracias. Saludos desde Venezuela.