Las tres escalas para crear personajes de Brandon Sanderson

De la atención que se debe prestar en el momento de crear personajes hemos hablado ya largo y tendido en este blog. Ellos son la carne de tu historia, a quienes les acontecen los sucesos que imaginas y, en gran medida, si leemos lo hacemos por ellos. Cuando nos adentramos en una narración, nos interesa desde luego lo que sucede, la acción, la cadena de acontecimientos que se desovilla ante nosotros. Pero si lo hace es, en gran parte, por a quién le suceden esos acontecimientos: quién es la persona que los encara, de qué recursos dispone para hacerles frente, cómo lo hace, si logrará superarlos o sucumbirá…

En realidad, acción y personajes están inextricablemente ligados. No se puede entender la primera sin los segundos, ni a los segundos sin la primera. Ambos elementos son los cabos más importantes en la trenza de la trama.

Crear personajes reviste una especial importancia. Por eso, en su libro Curso de escritura creativa (Ediciones B, 2022), el autor de moda Brandon Sanderson se ocupa, como no podía ser de otro modo, de los personajes. Y enfatiza la idea de que es necesario lograr que al escritor le importen.

Esa advertencia no es baladí, puesto que Sanderson es un escritor de fantasía y ciencia ficción y quiere así apercibir a los escritores noveles que deseen seguir sus pasos sobre la importancia de construir buenos personajes. Con frecuencia, advierte, los escritores de estos géneros dejan en un segundo plano a los personajes, centrados como están en construir mundos:

Muchos autores de ciencia ficción y fantasía lo son porque disfrutan creando mundos y dedican mucho tiempo a construir sus ambientaciones. […] Se les ocurre un sistema de magia creativo e innovador. Pero un sistema de magia nunca será más interesante que las personas que lo utilicen.

Y añade:

A grandes rasgos, la ambientación solo será interesante en la medida en que provoque problemas a los personajes o les proporcione lugares interesantes a los que viajar.

Los personajes son, por tanto, muy importantes, deberían ser el centro de nuestra narración, pero ¿cómo lograr que así sea? Brandon Sanderson nos sugiere tres puntos sobre los que trabajar: empatía, apoyo y progreso.

Empatía, apoyo y progreso

La empatía busca lograr que el lector se identifique, hasta cierto punto, con nuestro personaje. Por ejemplo, otorgándole cualidades en las que el lector se pueda reconocer. El personaje tiene dudas, o miedos, o una firme determinación por conseguir algo, o quizá es alguien que haría cualquier cosa por su familia… Ese tipo de características permite que el lector comprenda que el personaje es, en el fondo, alguien como él, y eso despertará su empatía.

Para conseguir que el lector apoye a tu personaje necesitas darle a este una motivación, un objetivo. El personaje quiere conseguir alguna cosa e intenta alcanzarla una y otra vez, aunque naturalmente solo lo conseguirá (si es que lo hace) al final. Y el lector, del que has logrado que sienta empatía por tu personaje, apoyará al personaje en sus intentos de lograr eso que desea. Se pondrá de su lado, deseará saber si finalmente consigue lo que persigue y seguirá con interés cada nuevo intento por alcanzarlo.

Por último, otro modo de otorgar interés al personaje es permitiendo que el lector perciba un progreso en este. No se trata de un progreso físico o en sus circunstancias externas, aunque puede reflejarse también de ese modo, sino un progreso interior, un cambio en su manera de ser o de ver el mundo. Tú, que no te pierdes ni uno de nuestros artículos, sabes ya que ese progreso se relaciona con el conflicto interno del personaje y que es por ahí por donde debes trabajar ese progreso del personaje al que alude Sanderson.  

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Empatía, apoyo y progreso. Con esos tres ingredientes se pueden crear personajes que logren interesar al lector. Y para ponerte fácil su aplicación, Brandon Sanderson brinda en su libro una manera práctica de hacerlo: las escalas móviles de simpatía, resolución y capacidad.

Simpatía, resolución y capacidad: las tres escalas de Brandon Sanderson

Brandon Sanderson explica así su método:

Años atrás se me ocurrió que, en realidad, muchos personajes podrían describirse según sus puntuaciones en tres escalas móviles distintas: la simpatía, la resolución y la capacidad. […] Los personajes suelen poder definirse con bastante exactitud según donde caigan en estas tres escalas, que además guardan bastante correlación con los tres métodos para interesar al lector en un personaje.

Para Sanderson, la simpatía dependerá de en qué medida se haya logrado provocar en el lector esa empatía hacia el personaje. Cuidado, no obstante, con los conceptos de simpatía y empatía (y este es un apunte nuestro, no de Sanderson). Un personaje no tiene por qué ser simpático ni «caerle bien» al lector.

Lo importante no es tanto que el personaje caiga simpático al lector, ni siquiera que este empatice con él, sino que lo pueda comprender (en un sentido intelectual, no emocional). Que comprenda por qué es como es, por qué actúa como actúa, cuáles son sus objetivos y aspiraciones, etc. Si eso queda patente en el texto, el lector se interesará por el personaje, aunque no le caiga simpático ni empatice con él necesariamente.

La resolución, por su parte, tendrá que ver con las motivaciones del personaje y con cómo las gestiona. Pero la motivación, señala Sanderson, va más allá de los objetivos del personaje. Un personaje puede alcanzar su objetivo y no cumplir su motivación. Imaginemos que el objetivo de tu personaje es ganar una medalla de oro en escalada, e imaginemos que la gana. Pero ese es tan solo el objetivo, su motivación era, sin embargo, alcanzar el reconocimiento de su madre, cosa que no consigue porque su madre ve como una decepción que su hija se haya dedicado al deporte y no al mundo empresarial, como ella. En este caso, el objetivo se ha cumplido, pero la motivación no se ha visto satisfecha. Ahora bien, haber presentado adecuadamente esa motivación en el texto permitirá que el lector comprenda mucho mejor al personaje, quizá que empatice con él e incluso que despierte sus simpatías.

Por último, la capacidad variará según el progreso del personaje, según cuánto haya mejorado en aquello que tiene intención de hacer (motivación y objetivos). Tu personaje tiene una serie de cualidades (las que tú le otorgues, recuerda, no esperes que las manifieste por sí solo) y esas cualidades le ayudarán o le dificultarán en su intento de cumplir determinados objetivos alineados con sus motivaciones.

Sanderson pone el ejemplo de un personaje tímido que, a lo largo de la trama, llegue a convertirse en alguien más extrovertido. Su capacidad tendrá entonces que ver con la forma en que va poco a poco venciendo su timidez, superando su temor a hablar con los demás o a ser el foco de atención en una reunión.

Estas tres cualidades del personaje —simpatía, resolución y capacidad— no son estancas y a menudo se interrelacionan o se retroalimentan. Por ejemplo, cuanto más haga el personaje por alcanzar sus objetivos y cuánto más se perciba un cambio en él, más empatía despertará.

Entonces, se trata de que pienses en qué punto se encuentra tu personaje al iniciarse la narración para cada una de esas escalas. Puedes, por ejemplo, asignarle valores del uno al diez y pensar luego cómo subirá o bajará por ellas a medida que la acción progrese.

Por ejemplo, el personaje tímido puede encontrarse en un 2 en la escala de capacidad: no tiene habilidades sociales y su timidez le incapacita para relacionarse de forma sana y agradable con los demás. Su motivación puede empezar en un 4: le gustaría ser más extrovertido, pero no se ve capaz; y aumentar a un 10 cuando conoce a una mujer que le gusta y entonces anhela poder entablar con ella una relación. Ese personaje puntuaría alto en simpatía (por ejemplo un 7), porque las personas tímidas nos suelen gustar, y ver cómo intenta superar su timidez para acercarse a la mujer que le gusta también causará simpatía. Lo lógico es que, paulatinamente, fuera puntuando más alto en la escala de capacidad, a medida que se deshace de su retraimiento y se vuelve más extrovertido. A no ser que nuestra historia fuera la de un personaje que no logra sus objetivos, en cuyo caso se mantendría fijo en la escala de capacidad.

Como ves resulta fácil (y muy práctico) usar estas escalas para ayudarnos en la creación de nuestros personajes y pensar en cómo evolucionarán a lo largo de la historia en función de lo que deparemos para ellos.

Sanderson concluye:

[…] Al pensar en las tres escalas —simpatía resolución y capacidad—, me di cuenta de que podía hacer que los personajes avanzarán o retrocedieran en cualquiera de ellas para dar a la historia una sensación de movimiento y progreso.

Ciertamente el hacer avanzar o retroceder a los personajes por estas escalas (siempre de manera coherente y armónica con los hechos narrados) contribuirá a darle dinamismo a la trama. Por eso estamos seguros de que este es un método que te va a gustar poner en práctica para construir tus personajes.

Cuéntanos qué te parece en los comentarios. Dinos también qué sistemas usas tú para crear personajes y darles profundidad. Charlemos un rato.


Otros artículos:

  • Dió en el clavo con cada punto. Justo era lo que necesitaba, sin duda cambiaré un poco la manera en la que creo a mis personajes. Mi método en sí, se basa en conocerlos individualmente a cada uno, por ejemplo: escribir lo que les gusta, lo que no, sus objetivos, cualidades, defectos, etc. De esa forma sabré cómo reaccionarán a ciertas situaciones a lo largo de la novela.

  • Muy interesante! Puede hacer que surjan nuevas motivaciones. Personalmente uso libros de psicología e incluso patrones de astrología para mis novelas y personajes, y busco las incongruencias, porque puede que una persona se auto sabotee, cosa más común de lo que parece, además de meterme en el subconsciente colectivo como peso para un personaje.
    Gracias! Fantástico!

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