Una buena crítica literaria es la que aporta argumentos. Por ello, al abordar el comentario de una obra —cualquiera que sea su género— se debe tener presente que una reseña no es meramente el resumen de un libro, sino un comentario razonado sobre el mismo. Una reseña debe entablar un diálogo tanto con el autor de la obra como con otros lectores. Y para ello el crítico debe especificar si está de acuerdo o no con las tesis defendidas en el libro, señalando a la vez los aciertos o errores que el escritor ha cometido. Es decir, el reseñista debe indicar claramente su opinión, pero fundamentándola en los aspectos destacables que ha encontrado en la obra durante su lectura.
La crítica literaria puede ser una tarea desalentadora. Muchas veces los lectores, los escritores (e incluso el propio crítico) se cuestionan la capacidad del reseñista para valorar una obra literaria. A fin de cuentas, el crítico no tiene por qué ser escritor y, en consecuencia, puede no reconocérsele la capacidad para enjuiciar un libro.
Por supuesto, es un error considerar que el crítico es un equivalente intelectual del creador de la obra. Pero sus conocimientos, su preparación y, especialmente, la atenta lectura de los libros que reseña y las observaciones que dicha lectura le suscita, son la materia prima de la que extraer juicios razonados. Porque la buena crítica es la que aporta evidencias concretas sobre las que basar sus afirmaciones.
Dichas evidencias deberán constar de manera precisa en la reseña. Esta, como queda dicho, no puede limitarse a ser un simple resumen del contenido del libro. Si el crítico se limita a resumir la trama, el lector no recibirá la información clave que una reseña debe aportar: la evaluación de la obra que el reseñista hace y si este recomienda el libro o no.
Veamos por ejemplo un fragmento de una reseña de Diario de un ama de casa desquiciada, de Sue Kaufman:
Tina Balser es una sofisticada ama de casa que vive en Manhattan y parece tener todo cuanto podría desear: dinero, dos hijas y un marido abogado de éxito. Cuando sus miedos empiezan a atenazarla, Tina estrena un diario para dar con las causas de su insatisfacción.
Con el fragmento anterior el lector puede hacerse una idea clara de las líneas esenciales de la novela, pero nada se le dice de su valor literario o de la opinión que le ha merecido al crítico como experto. Por ello, en una buena crítica literaria el resumen debe reducirse al mínimo, dejando espacio para el comentario de detalles específicos que sirvan para ilustrar los argumentos del crítico.
Sin embargo, una reseña tampoco debe irse al extremo contrario, proporcionando únicamente juicios de valor:
Por su título, Diario de un ama de casa desquiciada prometía ser una obra divertida y humorística. Me esperaba una colección de anécdotas jocosas sobre los problemas de un ama de casa con su marido, los niños y el perro. En lugar de ello, la novela es el diario de una mujer depresiva que abruma al lector con sus problemas.
En el ejemplo anterior no faltan los juicios, pero el autor no muestra un conocimiento del argumento del libro. Por el contrario, el lector solo logra obtener una idea de lo que el reseñista esperaba del libro, pero no una imagen de lo que la escritora quiso transmitir. Aunque en este caso el crítico da varias razones para la crítica negativa, estas no se basan en una evaluación global. Esta reseña es de hecho una valoración personal, pero no una crítica.
Veamos un último ejemplo:
Sue Kaufman publicó Diario de un ama de casa desquiciada en 1967, un tiempo en el que a las mujeres se les exigía que fueran perfectas madres, cariñosas y sabias; perfectas esposas, comprensivas e inteligentes; perfectas mujeres, elegantes y guapas… En la novela, la autora recoge, a través de las vivencias que Tina Balser vuelca en su diario, la angustiosa realidad de las mujeres norteamericanas de la época que, a pesar de parecer tenerlo todo, padecían lo que la activista por los derechos de la mujer Betty Friedan dio en llamar «la enfermedad sin nombre». Un libro que todas las mujeres deberían leer.
Esta reseña no cae en los errores de los dos fragmentos anteriores. Combina una opinión equilibrada con una evaluación crítica e incluye una recomendación expresa para una determinada audiencia potencial. Ofrece al lector una idea de lo que la autora del libro pretendió demostrar. Además, el crítico hace una referencia a la historia feminista, lo que sitúa el libro en un género específico y abre el debate sobre la evolución de la situación de la mujer.
Hacer una reseña no es tarea fácil. La clave, además de la imprescindible acumulación de lecturas, es saber llegar a un equilibrio donde los juicios de valor se apoyen en los diferentes aspectos destacables que el crítico ha encontrado en la obra.
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