Una novela narra una situación que cambia. Si no hay cambio, puede decirse que, casi con total seguridad, la historia presentada va a tener poco o ningún interés. Por eso es importante que al escribir tu novela prestes atención al cambio.
Ahora bien, es necesario señalar que cambio no es lo mismo que acción (en el sentido de que sucedan cosas impactantes sin cesar). La acción suele desencadenar el cambio, es cierto, pero no es el único modo de hacerlo.
Hoy vamos a repasar algunas ideas sobre el cambio y sobre cómo puedes saber que lo estás usando adecuadamente en tu novela.
Siempre hay cambio en la novela
Hemos dicho que una novela narra una situación que cambia y que, si no hay cambio, la historia narrada se va a resentir.
La buena noticia es que es casi imposible que no haya cambio en una novela, a poco que se haya tramado con un poco de atención. Porque precisamente los ingredientes que se usan en una novela, sus elementos fijos, incluyen el cambio.
– Conflicto
Empezando por el conflicto. El conflicto es, en sí mismo, una situación de cambio: tenemos un estado de cosas «normal», la cotidianidad del personaje, y el conflicto viene a alterarla. Ahí ya hay cambio.
El desarrollo del conflicto va a proponer diferentes obstáculos y problemas al personaje, lo que implica también cambios. Se darán distintas circunstancias que el protagonista tendrá que resolver y en el proceso se pasará de una situación a otra, dándose así pequeños cambios a medida que la historia avanza.
Por último, el conflicto remitirá poco a poco (ya sea que el personaje lo supere o no), dando lugar a un nuevo estado de cosas. Como ves, de nuevo hay cambio.
– Personaje
También el personaje cambia. Un buen personaje debe recorrer su arco dramático y, en ese recorrido, se produce un cambio. En su lucha por superar el conflicto, el personaje aprende cosas sobre sí mismo y sobre el mundo que le rodea y ese nuevo conocimiento lo transforma (si bien no necesariamente para mejor).
Puesto que el conflicto y el personaje, que son los ejes en torno a los cuales gira la historia, implican cambio, es realmente complicado que este no se dé a lo largo de las páginas de una novela. Pero todavía hay otro elemento de la novela que apoya el cambio: la causalidad.
– Causalidad
Una novela es también una cadena de causas y efectos: sucede algo y, como consecuencia, sucede otra cosa. A cada acción le sigue su reacción y así la historia va avanzando. Pero ese pasar de una causa a una consecuencia, que a su vez actúa como causa de una nueva consecuencia, implica igualmente cambio.
Si has trabajado bien el conflicto, el personaje y has cuidado de la línea causal de tu novela, casi seguro que en ella habrá el necesario cambio.
Si te interesa conocer más sobre el conflicto, el desarrollo del personaje y la línea causal, así como sobre otros muchos temas (estructura, narrador, diálogos, descripciones, lenguaje…), todos ellos explicados con ejemplos que te ayudarán a comprenderlos de forma clara y amena. Y si además quieres comenzar a trabajar en el plan previo de tu novela siguiendo un método efectivo que te permita avanzar sin lagunas ni bloqueos, no puedes perderte nuestro Curso de Novela. Puedes empezarlo ahora mismo.
Cambio no significa acción
Como ves, que haya cambio en una novela resulta muy sencillo y, con esta idea, queremos eliminar esa creencia de que una novela necesita grandes dosis de acción para ser interesante. Repetimos: acción en el sentido de que sucedan cosas impactantes sin cesar.
Por supuesto, hay ciertas historias y determinados géneros que demandan ese tipo de acción. En ellos es vital que sucedan sin cesar cosas que impresionen o desconcierten al lector. Pero quizá la novela que tú planeas escribir no es así y te encuentras pensando preocupado en cómo añadir puntos de giro y complicaciones que, sin embargo, no terminan de casar con la historia que imaginas.
En ese caso es importante que recuerdes que los «movimientos internos» de tu personaje, sus pensamientos, sentimientos, reflexiones… también contribuyen al cambio y, narrativamente, equivalen a acciones.
Ya hemos mencionado en otras ocasiones las palabras del maestro Henry James:
Es un incidente que una mujer esté de pie con la mano reposando sobre una mesa y te mire de cierta manera. O si no es un incidente, creo que será difícil decir qué es.
Henry James usa aquí la palabra «incidente» para referirse precisamente a esa idea de acción trepidante, de hechos impresionantes y complicaciones sin fin sin los cuales algunos lectores consideran que en una novela «no pasa nada».
Pensemos en esa mujer que, con la mano sobre una mesa, nos mira. Pensemos en esa mirada. Esa mirada puede ser tan determinante como una acción porque implica un cambio. Y lo implica en lo relativo a los tres aspectos que hemos visto: conflicto, personaje y línea causal.
Esa simple mirada puede relacionarse con el conflicto. Esa mirada puede transmitir a su destinatario que la mujer lo ama, que ya no lo ama, que tiene miedo o esperanza…, en función de si el conflicto gira en torno a una historia de amor, de desamor o en la que suceda algo que cause temor, como una pérdida, o esperanza, como una ganancia.
A su vez, esa mirada se relaciona con el personaje. ¿Por qué la mujer mira así? Quizá ha cambiado y se ha enamorado de la persona a quien mira, o por el contrario ha dejado de amarla: quizá tiene miedo de perder algo o quizá espera obtenerlo. Una mirada puede estar llena de trasfondo y contarnos muchas cosas sobre el personaje, sobre quién es, sobre lo que teme y a lo que aspira y sobre cómo va sutilmente cambiando por lo que le sucede en la narración.
Y, de igual modo, esa mirada se relaciona con la línea causal. Algo ha provocado que la mujer mire así: tal vez las palabras o las acciones del personaje al que mira. Y a su vez esa mirada tendrá consecuencias: mira con amor y eso da lugar a que el personaje al que dirige su mirada se le declare; mira con desamor y el personaje observado tramará una venganza; mira con temor y el otro personaje querrá hacer algo para ayudarla; mira con esperanza y el otro intentará que sus expectativas no se cumplan.
Hemos usado el ejemplo de una mirada por continuar con el que diera Henry James, pero esta idea es extensible a cualquier otro gesto, pensamiento, reflexión o sentimiento. Como ves, no son necesarios hechos impactantes para que la acción avance y se produzca ese cambio del que hablábamos y que caracteriza siempre a la novela.
Y esto, a su vez, significa que no es necesario por tanto buscar conflictos extraordinarios o epatantes, aquellos otros que tienen un carácter más sutil tienen a menudo un gran interés y pueden desarrollarse con gran profundidad. Otro tanto sucede con los personajes: no es necesario que los tuyos sean intrépidos héroes de acción o que sufran un cambio drástico que los vuelva del revés. De nuevo la sutileza es una baza posible que puede interesarte jugar.
¿Te ha sucedido alguna vez dar vueltas a tu historia tratando de idear sucesos más impactantes por temor a que no haya suficiente cambio o acción? ¿Qué te parece la idea de que el cambio es consustancial a la novela y, por tanto, un elemento relativamente sencillo de trabajar? ¿Acostumbras a usar estos elementos más sutiles como motor del cambio en tu novela? Nos encantará que respondas a estas cuestiones en los comentarios.
Gracias Sinjania por estos artículos, llevo escritas dos novelas policiales y voy por la tercera, y siempre temo fallar en algo. Siempre aprendo con ustedes
Mil gracias por tus palabras, Graciela.
Abrazos.
Gracias por el detallado artículo. Estoy en medio a estructuración dramática de mi segunda novela, la primera la publiqué en abril pasado en una pequeña editorial. De hecho busco a menudo estos cambios, porque me aburren las novelas que no pasan nada. Incluso estoy considerando fuertemente poner una muerte en mi nueva novela sólo porque he leído que Chesterton decía que «un novela sin muertes es una novela sin vida». ¿Voy bien encaminado? Muchas gracias!!!
Hola, Martello:
No creemos que los consejos de escritura deban tomarse como artículos de fe, incluso aunque los dé Chesterton. Todo lo que hay en una novela debe estar enfocado a subrayar su tema y conseguir expresividad. Si quieres explorar el tema de la muerte o del duelo en tu obra (aunque sea de forma tangencial) tendría sentido. Pero incluir una muerte «porque sí», sin un motivo narrativo, quizá no sea lo más adecuado.
Un saludo cordial.
Buen articulo, gracias.
Mis escritos siempre eran muy planos .Ahora estoy aprendiendo a dotarlos de profundidad y emociones :gracias sinjania
Muchas gracias por leernos, Fermín. Nos gusta saber que los artículos te son de ayuda. Un abrazo.
Hola. La verdad es que me parecen muy interesantes vuestros artículos. Los voy sacando en papel ( soy «vieja escuela») y los subrayo. En cuanto pueda ( espero que en septiembre) me quiero matricular en el curso de novela. Gracias
Muchas gracias por leernos, Virtu. Nos gusta saber que los artículos te son de ayuda. ¡Te esperamos en el curso!
Escribo para mí con exigencia alta. Siempre creo que no tengo calidad literaria. Pero me divierte poder inventar otros lugares, otras personas u otras situaciones que serían totalmente inverosímiles en la vida real.
Creo que las inseguridades a la hora de escribir son inevitables.No sabiendo si seguirás con tu novela los cánones establecidos aunque por otra parte pienses que tú escribes para tí y en libertad.