Escribo rápidamente el primer borrador, como dije. En general, manuscrito. Simplemente lleno las páginas tan rápidamente como puedo. En algunos casos, uso una especie de taquigrafía personal, notas de lo que haré más tarde, cuando vuelva al relato. A veces tengo que dejar algunas escenas inconclusas, incluso no escritas; son ésas las escenas que requieren más tarde un meticuloso cuidado, pero dejo algunas escenas para la segunda o tercera revisión, porque hacerlas bien me llevaría demasiado tiempo en el primer borrador. Ahí se trata de conseguir un bosquejo, el sostén del relato. Después, en las revisiones siguientes me ocupo del resto. Cuando termino la versión manuscrita, mecanografío una segunda versión y de ahí parto. Siempre me parece diferente, mejor, por supuesto, si está mecanografiada. Cuando estoy escribiendo a máquina la primera versión, empiezo a reescribir y a agregar y quitar un poco. El verdadero trabajo viene después, cuando ya he hecho tres o cuatro versiones. Lo mismo ocurre con los poemas, aunque los poemas pueden tener cuarenta o cincuenta versiones. Donald Hall me dijo que a veces escribe cien versiones de sus poemas. ¿Se imagina eso?
Raymond Carver entrevistado por Mona Simpson
Alucino. Anda que no me queda nada.
fabuloso
¡Así le salen los relatos tan fabulosos…!