Peligros de escribir una trama con dos protagonistas

Es poco común que un escritor novel se aventure a escribir una historia en la que dos personajes comparten protagonismo. Tal vez esto sea así por la dificultad de llevar adelante una narración de estas características. Crear un buen personaje protagonista es sumamente difícil, por lo tanto multiplicar los protagonistas es multiplicar la dificultad.

Dificultades de trabajar con dos protagonistas

Para que el lector entienda que hay dos protagonistas no basta con tratar de equilibrar el espacio que estos ocupan en la narración (haciendo, por ejemplo, que cada  uno de ellos predomine en un capítulo). La clave está en hacer que sus historias estén estrechamente relacionadas, tanto a nivel de trama como a nivel de tema.

Cada protagonista debe actuar no solo como compañero, sino también como catalizador de las experiencias del otro. De alguna manera, cada uno debe ser mentor del otro, ayudándolo a superar un conflicto de orden personal, aparte del conflicto común que ambos encararán. Por ejemplo: Juan y Pedro son dos compañeros de trabajo que se enfrentan juntos a los despidos en su empresa; pero, además, Juan ayuda a Pedro a superar la muerte de su madre y Pedro aconseja a Juan, cuyo hijo mayor acaba de independizarse.

Una historia con dos protagonistas implica desarrollar tramas secundarias vigorosas y precisa de protagonistas muy bien trazados. Para resolverlas con solvencia, he aquí algunos errores que se debe evitar.

1. Solo uno de los protagonistas lleva el peso de la acción

No importa que dos personajes aparezcan en cada escena de una novela: si solo uno de ellos lleva el peso de la acción, el otro acabará siendo un mero complemento de la historia del que será el verdadero protagonista. No obstante, sí suele funcionar que uno de los dos personajes actúe como lastre del otro, impidiéndole avanzar hacia sus objetivos. También dan buen resultado las tramas donde uno de los protagonistas debe enfrentarse a un conflicto externo, mientras el otro debe hacerlo con un conflicto interno.

2. Sus objetivos y roles son similares

Si ambos personajes quieren lo mismo y están colaborando para lograrlo, sería suficiente con que la historia contara con un único protagonista. En este caso, el segundo sobra.

La forma de diferenciar a los personajes es darles diferentes objetivos. Puede que el objetivo externo sea el mismo, pero el camino interior para alcanzarlo debe ser diferente. Y, por supuesto, ambos personajes deben apoyarse mutuamente en ese recorrido personal.

Los diferentes roles de los personajes protagonistas ayudarán a que se les perciba como un equipo en el que cada uno tiene diferentes habilidades, dando así cohesión a la historia.

3. Uno de los protagonistas pierde interés a mitad de la historia

En ocasiones, al principio los dos personajes tienen un comienzo prometedor; pero a mitad de la historia parece que el escritor pierde el interés en uno de los personajes para centrarse casi por completo en el otro. Cuando esto sucede, el personaje abandonado va perdiendo definición y deja de perseguir sus metas, convirtiéndose en un mero comparsa de la peripecia de su compañero.

Esto puede ser resultado de varias razones: falta de conflicto entre los personajes, falta de proporción entre el conflicto al que se enfrenta uno y el conflicto al que se enfrenta otro, o temor a que la historia se alargue demasiado si se desarrollan por completo las historia de los dos personajes.

4. Uno de los personajes comienza una historia que después el otro continúa

Es difícil crear dos personajes fuertes que mantengan su atractivo a lo largo de la historia. Al igual que en el punto anterior, a veces el escritor considera que uno de los personajes es más conveniente para una determinada parte de la historia y solo cuando ésta ha acabado, hace intervenir al segundo. No obstante, esta técnica puede dar buenos resultados si se usa bien.

5. Las dos historias se desarrollan en paralelo, pero están desconectadas

Resulta evidente que si las historias de ambos personajes no están relacionadas, lo que tenemos son dos novelas en un solo libro. Esto no quiere decir que ambos personajes deban aparecer siempre juntos, son el tema y la trama lo que debe mantenerlos unidos.

Lo que aquí apuntamos, sin embargo, no está terminantemente prohibido. Las posibilidades de trabajar con dos protagonistas son infinitas: personajes que se ayuda, personajes que se enfrentan, tramas que un personaje empieza y otro termina, historias en las que uno se enfrenta a un conflicto interno mientras otro lo hace a uno externo… Son opciones que pueden dar buen resultado, pero no antes de tener la soltura suficiente a la hora de crear personajes sólidos y tramas robustas.

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