Como ya hemos repetido en otras ocasiones la función del crítico es orientar al lector. Según esto el crítico, ya sea online o en medios tradicionales, profesional o amateur, debe asumir varios retos:
El primero de ellos es orientarse entre la enorme oferta de libros, la mayoría de ellos ejemplares para el consumo, en busca de la verdadera calidad. El crítico debe evitar dejarse arrastrar por la corriente y atreverse a dar una oportunidad a un título o un autor menos conocido (o directamente desconocido), aunque eso le separe del establishment literario.
Esto no significa negar el valor de los superventas, pero sí no perder de vista que éstos no cumplen el principio por el cual la literatura debe dar la medida de la realidad, poner al hombre en relación con el mundo. Por el contrario, los best seller proponen un paseo agradable para matar el tiempo, por lo que se quedan en lo superficial, en lo banal. De ahí que el crítico deba comprometerse en la tarea de diferenciar la lectura literaria de la lectura de entretenimiento, aunque ambas cumplan un papel válido.
El crítico, por el mero hecho de serlo, debe comprometerse en la tarea de dar visibilidad al patrimonio literario (no únicamente en la propia lengua) de cara a un público amplio. Para ello debe proponer relecturas de las figuras más representativas de la literatura nacional y universal, ignorando las etiquetas de caducas, costumbristas o apolilladas que muchas veces se les ha colocado.
Además de preservar el patrimonio literario, pero relacionado con ello, otro reto que debe asumir la crítica es el de trabajar en favor de ampliar el canon literario, atreviéndose a proponer otros autores y otros modos de leerlos, ajenos a las doctrinas oficiales.
Por último, la crítica debe apostar por la literatura emergente, en un intento de devolver a la literatura su función de conexión entre la realidad de la condición humana en nuestro tiempo y el arte. Es necesario tener presente que el crítico que se cierra a las nuevas corrientes le hace un flaco favor a la literatura.
En resumen, la necesidad de la crítica es innegable y su labor fundamental. De hecho, podríamos afirmar que la labor de la crítica literaria es hoy en día más necesaria que nunca. Y lo es precisamente por el cambiante panorama editorial y literario que viene desarrollándose en los últimos años.