Entrenar tu mirada de escritor

Si nos preguntaran qué es lo más importante para un escritor, qué necesita tener alguien que quiera dedicarse a las letras diríamos sin duda que una manera particular de mirar el mundo. Por supuesto, también necesita saber escribir (ortografía, gramática, recursos de estilo) y cuáles son los elementos de un texto literario y cómo engranan entre sí. Pero sin esa mirada personal que siempre se encuentra en la base de las mejores obras de la literatura de todos los tiempos, los otros conocimientos no bastan.

Saber escribir bien y conocer los engranajes de una obra literaria te permitirá escribir obras correctas, buenas obras. Pero nunca obras geniales. La genialidad está siempre en los ojos del escritor, en su mirada. Quizá cuando hablamos de talento nos estemos refiriendo, en realidad, a ese modo único de mirar.

John Berger dijo: «Los civiles solo ven, mientras los artistas miran». Es decir, el artista, el escritor, mira el mundo de un modo diferente a como lo hace el resto de las personas. Su mirada es más profunda, más certera y afilada, es capaz de encontrar relaciones entre temas en apariencia inconexos, de esbozar contrastes y paralelismos, de parir metáforas que nombren la realidad de manera nueva o que, incluso, aludan a una nueva realidad: la que el escritor crea.

Tú tienes mirada de escritor

Todos tenemos esa mirada especial, paro la dejamos marchitarse. Si tienes hijos pequeños o te relacionas habitualmente con niños más de una vez te habrás sorprendido por sus observaciones sobre la realidad: son frescas, irreverentes, diferentes, hacen relaciones e inferencias asombrosas. Su visión del mundo todavía no ha sido moldeada por las convenciones, por los prejuicios y por el cliché.

Por desgracia, a medida que crecemos, la frescura con la que vemos el mundo se va agostando. Como dijo Picasso: «Todos los niños nacen artistas. El problema es cómo seguir siendo artistas al crecer».

Escribir no es fácil, ya lo sabes. Y una de sus complejidades radica en la necesidad de mantener viva esa mirada. Por suerte, la mirada del escritor (como el estilo, como la capacidad de convertir historias en tramas interesantes) se entrena.

Sin embargo, este no es un punto del que se suela hablar en demasía cuando se trata de creación literaria. Nos centramos, precisamente, en los recursos y elementos de los que el autor se puede servir para convertir una historia en una trama; pero apartamos el foco del proceso anterior: cómo surge la historia, de dónde brotan las ideas, de dónde surgen los materiales con los que luego el escritor trabajará.

Por otra parte, la mirada del escritor va más allá de la idea, de los materiales en bruto. Es algo que permeará toda la obra, que influirá en su estilo y en su manera de usar el lenguaje. El escritor cuenta como cuenta porque mira como mira. Si su mirada es neutra o estereotipada, así será también su manera de narrar. Si, por el contrario, se ocupa de cultivar la frescura de su mirada, su forma particular de ver el mundo se traspasará a sus textos a través del lenguaje.

La mirada del escritor en peligro

Hemos dicho que la mirada del escritor se entrena, que es posible tratar de preservar su frescura y su agudeza para que el estereotipo y lo convencional no la empañen. De cómo ejercitar tu mirada hablamos ya hace un tiempo, junto con algunas otras ideas sobre su importancia, puedes leer el artículo al otro lado de este enlace.

Hoy, sin embargo, queremos advertirte sobre aquello que puede enturbiar tu mirada, hacer que pierda agudeza y originalidad. Y es que en general, como seres humanos, ya no nos tomamos tiempo para mirar.

Vivimos tiempos acelerados, llenamos nuestras agendas y nuestros días de actividades y apenas nos tomamos un respiro. Es más, cuando nos tomamos ese respiro, queremos que también sea tiempo bien aprovechado: tenemos que ponernos al día con lecturas, series, películas, música, podcast… Apenas tenemos un instante para mirar alrededor, como tampoco lo tenemos para mirar dentro.

Por si esto no fuera suficiente, vivimos con la vista fija en nuestros dispositivos electrónicos: móviles, tabletas, ordenadores, televisores… Ya no alzamos la mirada para contemplar el mundo a nuestro alrededor, a las personas que nos rodean, a la persona que nosotros somos.

De ese modo, nuestra mirada se acorta, se vuelve miope. No está volcada en observar, apreciar detalles, valorar matices… todo eso que un escritor traslada luego a su obra para enriquecerla e imprimirle su marchamo personal, fruto de su manera de estar en el mundo. Ya no tenemos tiempo ni ocasión para hacer conexiones, enlazar ideas, vincular conceptos e ir dándole forma a nuestra cosmovisión. Nuestros ojos están siempre fijos en una pantalla, atentos a los mundos que otros crean para nosotros (y que últimamente son bastante repetitivos: sagas, secuelas, precuelas y remakes). Nuestra mente está ocupada, quizá solo entretenida, con lo que esas pantallas nos muestran.

No nos malinterpretes: estar en contacto con las creaciones de otros es también una forma de entrenar la propia mirada. Una película, una canción, un libro también alimentan la mente del artista… Pero el exceso puede acabar por embotarla.

Para, desconecta, mira y escucha

El poeta persa Rumi decía: «Cuanto más silencioso estés, más podrás oír». Un escritor necesita estar quieto, atento, tranquilo, con el alma y los ojos abiertos para capturar la esencia de un instante, la palabra escuchada, el murmullo de su propio corazón.

De manera que si quieres preservar la frescura de tu mirada y si quieres además ejercitarla detente, desconecta, mira, atiende. Procura que en tus días haya un momento (extenso, si es posible) durante el cual puedas pararte, escuchar y observar dentro y fuera. Lo que sucede es algo mágico: descubrirás una nueva forma de estar presente y una experiencia más profunda se revelará ante ti.

Siéntate en silencio, deja tus pensamientos fluir libres, recuerda, imagina, fantasea.

Camina por la calle sin mirar el móvil y sin los auriculares puestos. Observa a tu alrededor, escucha: la luz, las personas, los ruidos del tráfico, el trino de un pájaro obstinado, los retazos de conversaciones de la gente con la que te cruzas.

Aléjate de la tecnología, al menos durante media hora. Desconecta. No es imprescindible que estés haciendo algo, dedica ese tiempo a la improductividad. No busques tampoco nada con lo que entretenerte, Reposa, mira (dentro y fuera), piensa.

Quizá te parezca que estos consejos son una tontería, o quizá pienses que no tienes media hora que perder. Pero te aseguramos que disminuir un poco el ritmo, levantar la vista de la pantalla y darte tiempo para mirar a tu alrededor es un ejercicio excelente para entrenar tu mirada de escritor. Solo de esa mirada surgirán los materiales únicos con los que construir tu obra.

25 COMENTARIOS


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  • Definitivamente la mirada es importante para el artista, incluso para todos los seres humanos, y en mi opinión es la semilla que florece en la imaginación

  • Sin embargo tengo una objecion que es mas una duda o incertidumbre. Si observacemos el mundo absortos y todo cuanto sucede; dichas percepciones no nos mostraran ideas, formas y situaciones casi exclusivamente desde nuestra propia manera de mirar y persivir las cosas… No se corre entonces el peligro de errar en lo captado, en lo visto o percibido y lo peor luego expresado.
    No se realmente si lo que acabo de enunciar este claramente entendible. Muchas Gracias.

    • Hola Hernando: En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira, con lo anterior, según mi entender es que cada quien vemos el mundo o lo percibimos de acuerdo a nuestros pensamientos a nuestra experiencia, y de allí es como atraemos a los lectores a vivir está experiencia diferente. Creo que todos miramos diferente. Saludos.

    • Hola, Hernando:

      Creo que toda obra literaria es, en cuanto obra artística, la expresión de una subjetividad. De modo que, sin duda, es la mirada del escritor la que empapa la obra, son sus ideas sobre la literatura y la creación las que la permean… ¿Puede el escritor estar equivocado? El arte de verdad nunca se equivoca. De manera que si la mirada que lanza a su alrededor el escritor es fresca y está libre de prejuicios, y la expresa en sus obras con honestidad y rigor la obra estará libre de error y el lector lo percibirá.

      Un abrazo.

  • Ciertamente de la misma forma inocente, apremiante e inquisitiva que tenemos en la niñez, está la clave para impregnar nuestros escritos de mucha vitalidad. Cuando leía este material, recordé a la Sra. Rowling, la autora de Harry Potter. Cierta vez, una casa editorial, rechazó su primer libro aludiendo que su prosa era intensamente «profusa» y atropellada. Yo, que he leído sus libros, puedo decir que la que escribe esa mágica aventura es simplemente una «niña emocionada» que mira más allá del átomo.

  • Inquietante! … Hay una presión constante sobre tí! Es lo que creo que obstruye la forma de fluir. Las redes son bastante opresoras, la sola sociedad te quiere «perfecta»: casada; tres hijos lindos; gran marido con fortuna. Y cuando decides «mirarte el ombligo», así dicen, le aburre al mundo entero. Yo empecé a valorar mis visiones, las puse en mis cuadernos. Y como he meditado desde los 19, sé que lo que ves es cómo sientes. Y a tí nadie en este mundo te deja sentir, eso es … Y soy PAS, orgullosamente PAS.
    HAY QUE SENTIR, CERO ANESTESIA.
    Gracias Natalia Siempre!

  • Menudo lío… En el ejercicio he desdibujado mi propia personalidad intentando refrescarla tras la mirada de otros renunciando a la mía propia y el asunto se me ha devenido en el personaje de James McAvoy en la película Fragmentado.
    Ya hablando en serio, me ha dado buenos resultados ver una película sin sonido e imaginando yo los diálogos, como a su vez no ver la pantalla e imaginar lo que acontece. Brinda otra mirada y despierta la imaginación y creatividad.

  • Qué gran artículo.
    Hace años (desde que comencé mi andadura por la jornada laboral intensiva) que intento, sea como sea, tener un ratito de estos todos los días, de los de mirar al vacío, de los de divagar y que la mente navegue por recuerdos, reflexiones… Pero cada vez es más difícil, siempre hay algo pendiente, siempre la mente vuelve a las tareas que quedan por hacer. Los únicos momentos de tranquilidad trato de llenarlos con la lectura o algún entretenimiento, porque, si no ¿cuándo lo haré?
    Por ello, la mayoría de los días procuro darme unos minutos de calma a costa de sacrificar otras cosas, paseando por la playa, dejando todo en casa. Hasta el reloj. Y creo que, gracias a eso, sobrevivo en este mundo frenético.

    • Tus palabras, Fernando, nos dan una clave. Dices: «Los únicos momentos de tranquilidad trato de llenarlos con la lectura o algún entretenimiento, porque, si no ¿cuándo lo haré?». Por supuesto, la lectura debe ocupar un tiempo importante en la rutina de un escritor; pero, en cuanto al entretenimiento, ¿por qué consideramos que dejar la mente divagar o simplemente perezosear no es entretenido?, ¿por qué hemos comprado la idea de que el entretenimienot es «hacer algo» o ver a mirar a alguien que lo hace? Defendamos el entretenimiento pasivo e inactivo.

      Un abrazo.

  • Hace años, mi actividad favorita era tumbarme en la hierba y contemplar la nubes, al hacerlo, en mi mente se iban formando imágenes e historias; luego llegó la tecnología y mi vista cayó hacia abajo y apenas miro al cielo. Un hermoso recordatorio para volver a las buenas costumbres. Gracias

  • Gran artículo. Y qué sensación tan extraña he tenido al darme cuenta de que pararme media hora al día y simplemente escuchar me parece un desafío ambicioso y arduo.

  • Este es el tema más trascendental y difícil.
    En Colombia, por ejemplo, a Gabo se le tilda de haberle » copiado» las historias a su pueblo, a los sirio-libaneses del caribe colombiano, por cierto, un coctel molotov de culturas! No, nunca. Gabo supo mirar y ADMIRAR su cultura, eso es otra cosa! Supo usar una palabra más escasa que todas las arcaicas del planeta:
    MIRABILIA.
    ASOMRARSE! MARAVILLARSE! VERLO TODO RECIÉN PARIDO!
    Un niño que acaba de abrir los ojos y encuentra todo SORPRENDENTE!

    Nos lo matan. Lo aniquilan.
    Es un ente propio asfixiado que busca las letras como alimento amniótico para vivir!

    Este tema es muy extenso y hermoso.
    GRACIAS por darme esta oportunidad de hablar de la MIRABILIA.

  • no son consejos son un grito mas para tener una créacion excepcional y ser un escritor «de verdad».. Gracias de esas «Golpes» para no olvidarnos que somos mas humanos que nunca.

  • La pobreza creativa actual es deprimente.
    Leo esto «Camina por la calle sin mirar el móvil y sin los auriculares puestos. Observa a tu alrededor, escucha: la luz, las personas, los ruidos del tráfico, el trino de un pájaro obstinado, los retazos de conversaciones de la gente con la que te cruzas.» y me parece terrible. Insólito que tengamos que recomendar HACER ALGO NORMAL. No había otra posibilidad que hacer eso, tan solo 15 o 20 años atrás. A veces, (no se como se dice correctamente «veces como esta») me siento un privilegiado, porque sigo haciendo esas cosas, o moriría mañana.

    • Hola, Gera:

      Es verdad que resulta insólito que tengamos que recordarnos estar más presentes. Pensamos que esa presencia activa y receptiva puede estar aparejada a una vida mejor; pero, sobre todo, está aparejada a una escritura mejor. Y de eso va todo esto, a fin de cuentas.

      Un abrazo.

  • Excelente, gracias por compartir y si es muy necesario esa mirada de niño, que desencadena amor, curiosidad e ingenuidad, para mirar las cosas nosotros como escritores es vital para contar historias. Me encanto este artículo.

  • La frase “Los que no somos escritores” Me ha sorprendido, la verdad… a mi me parece que quien escribe tan excelentes artículos es escritor. Más, después de leer tan acertado artículo. Lo resumiría en que el problema es que la gente ya no pasea. A pie, o en bicicleta, que es mi medio para estar “conmigo mismo”. No sacan ni al perro sin algún cacharro eléctrico entre las manos. Y creo que ese es el problema, y no solo en el mundo de la escritura o lectura. Tertulias o conversaciones han sido invadidas por los aparatos que todo lo saben y que impiden, no tan solo la reflexión, sino el simple hecho de pensar por uno mismo…
    O eso me parece.
    Salut!

    • Estoy de acuerdo contigo, Antoni : quien escribe un artículo como este ES Escritor, con todas las letras:-).
      Gracias a los dos por recordarnos donde reside de verdad la esencia del escritor. Estar contigo mismo, como dices,esa forma unica de estar conectado a tu esencia, es la fuente de la que brota la mirada del escritor.

  • Gracias por recordarnos ir hacia adentro en este viaje y enfocarnos en nuestra mirada única.

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