Cómo usar múltiples puntos de vista

El narrador y su focalización es un tema tan complejo como interesante que merece plena atención en el momento de planificación de la novela. Determinar quién y cómo será la voz que cuente la historia es una decisión delicada, que merece una reflexión sosegada y, como siempre, conocer bien las distintas posibilidades para elegir la que mejor pueda encajar con la historia que quieres contar y con cómo quieres contarla.

Una de esas opciones es la de usar múltiples narradores y puntos de vista. Una alternativa muy interesante en cuanto permite dar una imagen facetada de la historia, de los personajes y del conflicto. La historia no se presenta desde un único punto de vista, sino desde varios, lo que puede ser muy enriquecedor.

Hoy vamos a repasar algunas de las posibilidades si quieres usar varios narradores o diferentes puntos de vista.

Narrador y punto de vista

Antes de comenzar, debemos diferenciar lo que es el narrador de lo que es el punto de vista. Aunque con frecuencia se usan como sinónimos, para nosotros no son exactamente lo mismo.

El narrador es quien cuenta la historia. Suyas son las palabras que leemos a lo largo de toda la obra e incluso los diálogos, cuando hablan los personajes, están mediados por él, que los acota y apunta. Seguro que ya conoces los tipos básicos de narrador: narrador en primera, segunda y tercera persona.

El punto de vista es, sin embargo, la perspectiva que ese narrador adopta, en especial cuando focaliza en los personajes.

Así, podemos tener varios narradores, lo que implica lógicamente tener varios puntos de vista. Pero también podemos tener un único narrador con múltiples puntos de vista.

Usar varios narradores y varios puntos de vista es una técnica muy habitual en narrativa. Seguro que has leído infinidad de libros que la emplean y, como eres un lector sagaz, has sabido apreciar no solo el uso de la técnica, sino lo que esta aportaba al conjunto.

Repasemos entonces algunas de las distintas opciones para emplear tú mismo la focalización múltiple en tus novelas.

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Posibilidades para usar múltiples puntos de vista

Varios narradores en primera persona

Una de las posibilidades de usar varios puntos de vista es, simplemente, usar varios narradores en primera persona. Por definición, el narrador en primera persona es un personaje de la novela, alguien que intervino en la acción narrada. De manera que estos narradores serán a su vez personajes con un papel u otro en los acontecimientos descritos.

Decantarse por esta opción puede ser útil para varios fines. El primero es presentar la historia de una manera en apariencia fragmentaria, pero a la postre muy completa. Cada narrador-personaje añade una pieza de información que, sumada a las anteriores, acaba por crear una imagen completa, como si se tratara de un puzle. Este es por tanto un excelente modo para dosificar la información y crear suspense.

Así por ejemplo lo hace Bram Stoker en Drácula. En la novela, el autor se sirve de las narraciones en primera persona de diversos personajes, que además toman las formas de cartas, diarios, telegramas e incluso la transcripción de las grabaciones de un fonógrafo.

Veamos un ejemplo tomado del diario de Jonathan Harker:

30 de junio — Estas pueden ser las últimas palabras que escribo en mi diario. Dormí hasta poco antes de amanecer y al despertarme volví a caer de rodillas, ya que he decidido que si llega la Muerte, me encuentre preparado.

Al fin noté en el aire ese cambio sutil que anuncia la llegada de la mañana. Luego oí el grato canto del gallo y tuve el presentimiento de que me encontraba a salvo. Abrí la puerta de mi habitación con el corazón rebosante de contento y bajé corriendo a la sala. Había observado que la puerta no estaba cerrada con llave y pensé que se me presentaba una ocasión de escapar. Con manos temblorosas por la impaciencia, solté las cadenas y descorrí los enormes cerrojos.

Pero el uso de varios narradores en primera persona también puede tener la finalidad de mostrar el carácter de cada uno de los personajes que narra. Cada uno de ellos cuenta la historia desde su perspectiva, una forma eficaz de mostrar las diversas caras de lo sucedido, pero también de exponer el temperamento y la idiosincrasia de los distintos personajes, ya que cada uno afrontará la situación de distinta manera.

Tal es el caso de Las amistades peligrosas, de Pierre Choderlos de Laclos. Precisamente, el uso de varios narradores en primera persona es lo habitual en las novelas epistolares.

Narrador en tercera focalizado

Otra opción para usar varios puntos de vista es servirse de un narrador en tercera focalizado.

El narrador en tercera cuenta la historia desde fuera, no es nunca uno de sus personajes. Se le supone, por tanto, cierta distancia y objetividad respecto a lo narrado (aunque ambos aspectos —distancia y objetividad— admiten infinitas variaciones). Pero el narrador en tercera puede también focalizar en los personajes; por lo general se centrará en uno de ellos, por lo común el protagonista, para contarnos quién es, lo que le sucede y cómo se siente al respecto. Así usa el narrador, por ejemplo, Miguel Delibes en El camino.

Pero el narrador en tercera persona también puede focalizar en varios personajes. De nuevo lo hará con la finalidad tanto de matizar la historia y exponer sus distintas caras como de mostrar el carácter de cada uno de los personajes.

Esta es la opción utilizada por Ursula K. Le Guin en su novela El nombre del mundo es bosque. En la novela se narra la colonización por parte del hombre de Athshe, un planeta cubierto casi en su totalidad por extensos bosques, en los que viven unos seres inteligentes en perfecta comunión con la naturaleza. Le Guin focaliza en tres de sus personajes: el capitán Davidson, que dirige una explotación maderera; el capitán Raj Lyubov, antropólogo que estudia a los athshianos: y Selver uno de los habitantes del planeta.

Este fragmento corresponde a un capítulo focalizado en el capitán Davidson:

Dos imágenes de la víspera persistían aun en la merite del capitán Davidson cuando despertó, y durante un rato permaneció acostado en la oscuridad, contemplándolas. Una positiva: el nuevo cargamento de mujeres había llegado. Créanlo o no. Ya estaban aquí, en Centralville, a veintisiete años luz de la Tierra por NAFAL y a cuatro horas por helicóptero de Campamento Smith, la segunda camada de hembras de cría para Colonia Nueva Tahití, todas sanas y aptas, doscientas doce cabezas de ganado humano de primerísima selección. O suficientemente primerísima, en todo caso. Una adversa: el informe de Isla Dump sobre el fracaso de las cosechas, la erosión incesante, el diluvio. La hilera de doscientas doce figuritas exuberantes, retozonas y apetecibles se esfumó de la mente de Davidson, desplazada por la visión del agua que caía en torrentes sobre los campos arados, azotando la tierra hasta convertirla en lodo, diluyendo el lodo en un caldo rojizo que corría por entre las rocas y se volcaba en un mar batido por la lluvia.

Y este otro a un fragmento focalizado en Selver:

Hojas y ramas, troncos y raíces —lo umbrío, lo complejo— invadían el viento, el agua, la luz del sol, la luz de las estrellas. Debajo de las ramas, alrededor de los troncos y sobre las raíces corrían senderos pequeños, ninguno en línea recta, todos se desviaban ante un mínimo obstáculo, tortuosos como nervios. El suelo no era seco y compacto sino húmedo y esponjoso, producto de la colaboración de los seres vivos y la lenta, la morosa muerte de las hojas y los árboles; y en aquel fértil cementerio crecían árboles de treinta metros de altura, y hongos diminutos que brotaban en círculos de un centímetro de diámetro. Había un olor en el aire, sutil, variado y dulzón. El campo visual nunca era demasiado amplio, a menos que, espiando a través del ramaje, alguien alcanzara a divisar las estrellas. Nada era puro, seco, árido, llano. La Revelación no se conocía allí. Abarcarlo todo de una sola mirada era un imposible: ninguna certeza. Las tonalidades del moho y el crepúsculo seguían cambiando en las ramas colgantes de los sauces, y nadie habría podido decir si el color de las hojas era bermejo o verderrojizo o verde.

Selver subía por un sendero a la orilla del agua; avanzaba lentamente y tropezaba a menudo con las raíces de los sauces. Vio a un anciano que soñaba, y se detuvo. El anciano lo miró a través de las largas hojas de los sauces y lo vio en sus sueños.

Fíjate en la distinta perspectiva que implica cada uno de estos fragmentos. Aunque ambos están narrados en tercera persona, el de Davidson arroja una mirada muy diferente sobre el entorno. Las mujeres recién llegadas al planeta son para él «cabezas de ganado humano» y la tierra un enorme campo de cultivo que explotar.

Mientras que la perspectiva que acompaña a Selver nos habla de caminos que se desvían ante los obstáculos (no que los eliminan a toda costa), un mundo donde nada es puro, seco, árido, llano, donde «abarcarlo todo de una sola mirada era un imposible: ninguna certeza». Un mundo, en definitiva, donde nadie aplasta a los demás.

Un narrador en tercera y varios en primera

Una tercera opción es mezclar narradores en primera y en tercera persona. Por lo general, uno o varios narradores en primera y un único narrador en tercera.

El narrador en tercera nos da el marco de la historia, de nuevo, de una manera hasta cierto punto objetiva; mientras los narradores en primera son subjetivos y arrojan una visión parcial y propia sobre la historia.

Un ejemplo del uso de un narrador en tercera persona y otro en primera lo encontramos en Casa desolada, de Charles Dickens. En ella, un narrador omnisciente alterna en la narración con el relato de Esther Summerson, testigo y partícipe de la historia relatada.

Por su parte, El ruido y la furia, de William Faulkner, es el ejemplo paradigmático del uso de un narrador en tercera y varios en primera.

Narrador en tercera omnisciente

Por último, una opción poco tenida en cuenta cuando se habla de focalización múltiple es el narrador en tercera omnisciente.

El narrador omnisciente tiene la interesante capacidad de saberlo todo y conocer, por tanto, lo que sucede en el interior de los personajes, lo que le permite exponerlo a la vista del lector en cualquier momento. Te contamos más sobre este narrador en este otro artículo.

No es necesario que sea un narrador focalizado, como hemos visto con el ejemplo de El nombre del mundo es bosque, donde el narrador se centraba ahora en uno ahora en otro personaje en capítulos alternos. El narrador omnisciente puede saltar de uno a otro personaje dentro de un mismo párrafo, dando así una visión muy completa de una determinada situación.

Así usa a su narrador François Mauriac en su novela Thérèse Desqueyroux:

Bernard tan solo deseaba terminar, pero conocía a esa maníaca: se lo pasaría en grande buscando tres pies al gato. Thérèse también comprendía que ese hombre, cercano por un momento, de nuevo se había alejado en el infinito.

Fíjate en cómo, en un mismo párrafo, el narrador en tercera omnisciente de Mauriac penetra en sus dos personajes y expone lo que sucede en su interior. En Bernard, que desea finalizar una conversación enojosa con su esposa, a la que tilda de maníaca y de quien reconoce la propensión a buscar tres pies al gato. Y en Thérèse, quien también comprende que la conversación ha llegado a su fin, por un momento ha sentido próximo a su esposo, pero este ha vuelto a alejarse de ella.

Estructura

Hemos visto algunas de las posibilidades más comunes a la hora de usar múltiples narradores y puntos de vista. Pero hay más. Casi podría decirse que cada autor que emplea esta técnica usa su propia fórmula. Presta atención cuando leas y te darás cuenta.

De igual manera, y como has podido ver en los ejemplos anteriores, la estructura para utilizar esta técnica es muy variada, hay numerosas posibilidades.

Puedes hacer que tus narradores y sus puntos de vista alternen de una manera más o menos ordenada: de capítulo a capítulo o de escena a escena; incluso de libro a libro, si escribes trilogías o sagas. Pero también puedes hacer que esa alternancia entre los narradores se produzca de párrafo a párrafo o dentro de una misma frase.

Tú decides el grado de complejidad. No temas que el lector no comprenda esos cambios de narrador, esas mudas, como las denomina Mario Vargas Llosa. Si haces bien tu trabajo, el lector seguirá las mudanzas de la narración diríamos que casi sin darse cuenta.

Algunas recomendaciones finales

Para finalizar, quisiéramos señalar dos puntos importantes a la hora de usar múltiples puntos de vista.

El primero es que lo uses justificadamente. Como cualquier técnica o recurso, el uso de varios narradores o puntos de vista debería perseguir un fin, jugar un papel en la trama. No debería tratarse de un mero capricho del escritor (aunque ahora que la conoces mejor, quizá te apetezca usarla de inmediato).

Como hemos visto, el uso de múltiples puntos de vista pretende presentar una visión facetada de la historia, así como permitir plasmar las distintas personalidades de los personajes. Pero esta no es la única técnica que te permitirá lograr esos efectos. Con frecuencia un narrador en tercera omnisciente será el método más efectivo.

Pero al elegir el narrador (o narradores) conviene sopesar muchos otros factores: el tema que se tratará y el tono que le conviene, la objetividad o subjetividad con que interesa plantear la historia, el nivel de realidad, etc. Solo si pensamos en todos esos factores estaremos en condiciones de elegir el narrador adecuado.

El segundo punto importante tiene que ver con los registros. Distintos narradores deberían tener registros distintos, sus voces no pueden sonar igual y su visión del mundo no puede ser la misma en cuanto se refieren a individualidades diferentes. Recuerda el ejemplo de El nombre del mundo es bosque, en donde, aun siendo un narrador en tercera, la visión que arroja el narrador cuando se centra en cada personaje es no solo diferente, sino también reconocible cuando ese punto de vista reaparece en la novela.

Como ves, son muchas las técnicas a tu disposición a la hora de escribir una novela; conviene conocerlas. Y, puesto que las técnicas y posibilidades son tantas, dado que la novela es un organismo tan complejo, conviene también pensar con cuidado qué queremos hacer y cómo podemos hacerlo antes de lanzarse a escribir. Si te interesa que te ayudemos en ese proceso, no te pierdas el curso de novela.

8 COMENTARIOS


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Decálogo para escribir una novela
  • Siempre he considerado a este punto uno de los más relevantes a la hora de escribir.
    Creo que definiré bien lo que voy haciendo en la medida en que pueda explorar sus alcances.
    Debo decir que he investigado ratos este tema en muchos lugares del internet, aquí encontré la mejor explicación.
    Incluso les ponen nombres y eso hace a los narradores mucho más confusos.
    Tu curso de novela es un pendiente.

    Mil Gracias!🌟

  • Se me ha ocurrido una pregunta rara que igual es un poco tonta, pero la dejo aquí igualmente. (Ya me perdonareis pero es que no paro de darle vueltas…).

    Si resulta que los narradores admiten infinitas combinaciones, mezclas, etc, como podemos saber si está correctamente utilizado no?

    Muchas gracias!

    • Hola, Rosa:

      Es una pregunta muy inteligente la que haces. El escritor tiene, o debería tener, un ideal que busca alcanzar, al que busca asemejarse. Ese ideal se ha compuesto a lo largo del tiempo gracias a la lectura y a las reflexiones que el escritor debe hacer sobre su arte para elaborar una poética propia.

      Entonces, confronta cada obra con su ideal, ya mientras la va escribiendo; y esa confrontación es la que le dice si lo está haciendo bien o no.

      Un abrazo.

  • Siempre he sido fan de Sinjania y respeto a la profesora Natalia Martínez. Recomiendo ampliamente su curso.

  • Me encanta este artículo. Ya querrían muchos manuales de escritura creativa – y cursos varios-explicar con tanta claridad los conceptos de narrador, punto de vista y focalización. Felicidades otra vez!

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