¿Cuales son las características de un buen diálogo?
En su excelente libro Escribir y reescribir (te lo recomendamos), Gloria Fernández Rojas apunta nueve características que puedes aplicar fácilmente a tus diálogos.
- Que cada personaje hable con su propio registro, su propia manera de expresarse.
- Que el diálogo sea dinámico. Para evitar la monotonía de preguntas y respuestas, los personajes pueden responder con nuevas preguntas o usar gestos o silencios.
- Que no lo digan todo. Que no lo expliquen todo, que insinúen, que no terminen de decir toda la verdad, que esa verdad se diga más bien a través de las acciones o gestos que reflejan lo que en realidad sienten.
- Comprobar que todos los «dijo» que aparecen son necesarios. A veces se entiende perfectamente quién es el que habla y no es necesario ponerlo en cada parlamento. En otras ocasiones se pueden cambiar por acciones o pensamientos del personaje: Se levantó de la mesa, recogió una pelusa de la alfombra. No quería decirlo.
- Pero si hay que poner dijo, no pasa nada. Es preferible está expresión que otras que, según el texto, puedan resultar excesivamente pomposas: exhortó, amonestó, enunció.
- Que el narrador no adelante lo que luego van a hablar los personajes. O que no explique después lo que ellos ya han dicho.
- Que digan cosas que sorprendan al lector, o bien por el asunto o bien por el modo. No hay nada más aburrido que diálogos que no dicen nada.
- Que los tramos elegidos para ser escenificados a través de diálogos tengan justificación. Que no sea lo primero que se nos ocurre sino el producto de una reflexión de acuerdo a las necesidades del relato.
- Que los personajes no se digan aquello que ya saben con el único fin de que se entere el lector.
Escribir y reescribir – Gloria Fernández Rojas