Hablábamos aquí de la importancia que tiene la incorporación de metadatos para la venta del libro, sea este electrónico o en papel. Con su correcta incorporación y mantenimiento es posible posicionar un libro en internet, lo que sin duda contribuirá al aumento de sus ventas. Y sin duda la palabra clave es mantenimiento.
El trabajo con los metadatos no debe acabar con la inclusión de los datos relevantes del libro (título, autor, traductor, sinopsis, etc.) en el momento de la publicación del libro; por el contrario, es una carrera de fondo pero que dará excelentes frutos a los perseverantes.
En el actual panorama editorial, donde la enorme rotación de títulos da lugar a que un libro sea novedad durante un tiempo demasiado breve, la correcta gestión de los metadatos puede dar al editor la oportunidad de mantener la atención sobre sus publicaciones durante un tiempo ilimitado.
Para ello es necesario elaborar lo que podemos denominar el metalibro. El metalibro podría definirse como un conjunto estructurado de datos que formen una capa de datos anejos al libro y que estén orientados a enriquecer la experiencia del lector. Entre esos datos de interés se podrían incluir citas del libros, premios que haya recibido, referencias en blogs, páginas web y redes sociales, imágenes, biografías y entrevistas del autor, etc.
En definitiva, toda aquella información referida al libro que el editor debe controlar y que sería fruto de lo que podríamos denominar vigilancia de la reputación online del libro o control de su presencia en internet.
Las nuevas tecnologías ya permiten llevar a cabo esa vigilancia de manera efectiva, aunque evidentemente las editoriales necesitan asignar recursos para llevarla a cabo. Sin embargo, el editor debe tener presente que los metadatos son un recurso muy valioso que debe ser gestionado de manera correcta y que, en estos tiempos de crisis del sector, pueden suponer una diferencia estratégica.