En un interesante artículo del agente literario y exeditor Guillermo Schavelzon sobre la dificultad para publicar a la que se enfrentan los escritores inéditos, apunta un dato que llama la atención: «Dos tercios de los originales que reciben los editores no tienen ningún atractivo ni calidad como para ser leídos completos». Es decir, una parte importante de los originales que reciben las editoriales no tiene la calidad literaria suficiente como para que el editor se tome el tiempo de leer la obra completa para juzgar su valor literario y comercial y decidir si encaja en su línea editorial.
Como es evidente, ese escalofriante dato implica que muchos autores han dado por concluidas obras de calidad insuficiente y se lanzan a buscar editorial sin ser conscientes de que lo que han escrito no está, sencillamente, en condiciones de ser publicado para ser entregado a los lectores.
Muchos autores tienen la sensación de que publicar es muy difícil y de que al final de sus esfuerzos por crear una obra literaria casi siempre aguarda el rechazo. Quejarse de esa dificultad es un lugar común en los grupos de escritores. Pero, habida cuenta de los datos, parece que una parte importante de esos autores que se quejan de la dificultad de publicar son, simplemente, autores de una obra que no merece ser publicada.
Y esto da mucho que pensar.
Los editores se equivocan
Sabemos lo que estás pensando: los editores pueden equivocarse, no todas esas obras pueden estar faltas de calidad. Y no cabe duda de que los editores, en ocasiones, se equivocan. El mismo Schavelzon cita casos ya conocidos:
El Ulises de Joyce fue rechazado, entre otros, por editores como Leonard y Virginia Woolf. Proust fue rechazado en Gallimard por André Gide (también escritor), y Harry Potter fue rechazado por más de veinte editoriales, para terminar convirtiéndose en el libro más vendido del siglo veinte. Einaudi, la mejor editorial literaria italiana del siglo veinte, rechazó El Gatopardo de Lampedusa, y Doctor Zhivago, de Boris Pasternak. Ambos fueron publicados por Feltrinelli, con un éxito extraordinario.
Esto significa que entre esas obras rechazadas a priori por no tener la suficiente calidad se encuentran, casi con total seguridad, obras de indudable calidad literaria que un determinado editor no sabe apreciar o comprender en un determinado momento. Pero eso es la excepción y no la regla.
Los editores conocen su oficio. Saben de literatura y saben, por tanto, juzgar el valor literario de las obras que les llegan. Conocen también las tendencias del momento, pueden vaticinar, con bastante certeza, si tienen posibilidades de vender un libro (lo que no significa que se convierta en un best seller), y saben, en consecuencia, juzgar el valor comercial de los originales que reciben.
De manera que, aunque habrá lamentables excepciones, cuando los editores dicen que dos tercios de los originales que reciben no tienen la calidad literaria suficiente para ser publicados, podemos creer en sus palabras.
Estamos seguros de que tú no quieres formar parte de esos cientos, probablemente miles, de escritores que cada año son rechazados por enviar una obra sin la calidad suficiente como para que el editor decida leerla completa y tomar así una decisión. Entonces, ¿qué puedes hacer?
El rechazo editorial
En su artículo, Schavelzon apunta que una de las cosas que más desconcierta a los escritores inéditos cuando su original es rechazado son las respuestas genéricas (cuando hay respuesta) «que nunca dicen la verdad».
Las palabras con las que un editor rechaza una obra no suelen aclararle al escritor el motivo del rechazo. Los editores se escudan tras frases como «no encaja en nuestro catálogo» o «no se ajusta a lo que estamos buscando». Son respuestas asépticas, en el fondo no mienten, pero tampoco dicen la verdad. Porque esa verdad es, en la mayoría de los casos, que el libro no tiene calidad.
Schavelzon lamenta que, actuando así, el editor no ayuda a comprender al escritor que debería trabajar más su obra, que su original tiene fallos que deberían haber sido resueltos antes de probar suerte con la publicación.
Pero los editores lo tienen claro: no es su trabajo realizar informes literarios. Aunque quisieran, la mayoría de las editoriales no disponen de recursos (tiempo, personal) para preparar una respuesta personalizada que detalle los puntos concretos en que una obra falla, para que el autor los tenga en cuenta y actúe en consecuencia. Una gran editorial recibe miles de manuscritos al año, las pequeñas y medianas, cientos; imagina la cantidad de trabajo que implicaría explicar a cada escritor el motivo de su rechazo cuando este se debe a motivos de calidad.
Por supuesto, hay una solución. Que las editoriales preparen una respuesta estándar para los rechazos que tienen su origen en la falta de valor literario, una respuesta donde se le indique al escritor, del modo más higiénico posible, que su obra no tiene la calidad literaria suficiente. No sería necesario indicar motivos concretos, detallar los fallos específicos de la obra: mal manejo de los diálogos, gramática pobre, historia tópica, personajes mal desarrollados…; bastaría con un escueto «su obra no tiene la calidad necesaria». A partir de ahí, sería el escritor el que debería ocuparse de averiguar cuáles son los puntos débiles de su obra y subsanarlos si lo estima conveniente.
Pero si recibir un rechazo editorial ya es duro (por más que forme parte de la vida del escritor), imaginemos el pesar de recibir una respuesta de ese tenor.
¿Entonces qué?
Dado que es poco probable (y tal vez en absoluto deseable) que los editores decidan comenzar a enviar respuestas del tipo «su obra no nos interesa porque no tiene suficiente calidad literaria, le recomendamos seguir trabajándola», la solución pasa porque el escritor aprenda a discernir esa falta de calidad antes de decidirse a enviar su original a una editorial. Que cuando dé ese paso trascendente lo haga con la relativa seguridad de que su obra puede ser valorada y que no va a ser descartada casi de inmediato por su falta de calidad.
¿Y cómo se aprende a discernir si a nuestra obra le falta calidad literaria?
Hay varias maneras:
- La primera y más elemental es leyendo mucho. Pero leyendo con criterio, siendo un lector incisivo capaz de valorar en una obra mucho más que su argumento, «lo que pasa». Al leer tienes que ser capaz de captar sus valores literarios, solo así serás después capaz de identificar la presencia o ausencia de esos valores en tu propia obra. Ya sabes que nosotros te proponemos la velocidad de crucero de cincuenta libros al año y que no te limites a un único género, aunque te guste mucho o sea el que tú escribes.
- Leer es básico para un autor, es la lectura la que afina el instinto para el lenguaje, para las tramas y situaciones, para los personajes. Pero ese instinto debe convertirse en seguro conocimiento, en un saber asentado sobre el oficio de escritor y sus herramientas. Y ese conocimiento solo lo da el estudio. Aplícate a aprender cuanto puedas de literatura, narratología y creación literaria. Tal vez quieras comenzar por alguno de los libros sobre el tema que hemos recopilado en esta lista.
- Contrata un informe de lectura. Como ya hemos visto, las editoriales no van a elaborar para ti un informe de lectura en el que desglosen los fallos y aciertos de tu original, pero tú puedes contratar a un profesional que lo haga para así tener la oportunidad de mejorar tu obra donde sea necesario antes de enviarla en busca de editor.
Si has escrito una primera novela, es casi seguro que tendrá fallos y es casi seguro que tú, por más veces que la revises y por más que dejes reposar el texto, no serás capaz de detectarlos todos. La falta de experiencia puede jugar en tu contra, y es mejor contratar un informe de lectura que permitir que tu obra pase a formar parte de esos dos tercios de originales rechazados por su falta de calidad.
En nuestras asesorías literarias preparamos extensos informes en los que analizamos numerosos elementos de la obra revisada: arco dramático de los personajes, estructura, trama, manejo de los diálogos, uso del lenguaje, estilo… La idea es que comprendas dónde falla tu obra para que puedas arreglarlo, pero también que comprendas qué papel juegan esos elementos en un texto literario para que, en el futuro, sepas usarlos con pericia y maestría.
El escritor que lee mucho, se aplica a aprender cómo funciona un texto y recibe críticas fundamentadas de su trabajo es el que alcanzará a escribir buenas obras. Y, con seguridad, a ser publicado.
¿Sabías que tan alto porcentaje de rechazos editoriales es debido a la falta de calidad de las obras?, ¿qué opinas de ello? ¿Serías capaz de dirimir si tu obra tiene calidad suficiente como para ser publicada? Conversemos en los comentarios.
Sin lugar a dudas. la calidad literaria es fundamental pero hay que saber gestarla y parirla , exige tiempo y organización . Creo que el que escribe la historia es el que puede ser más crítico consigo mismo .No obstante reconocer que tenemos entre manos en mi opinión la lectura crítica de muchos y diferentes géneros es un aliado fundamental-
Sin lugar a dudas, la falta de calidad es el factor principal del rechazo de las editoriales. Es lamentable decirlo, pero el marketing, a veces, llega a suplir la falta de calidad. He visto en redes sociales publicidad que ayuda a escritores mediocres a publicar «best sellers» en pocos días, cuando «fraguarse» como escritor lleva tiempo. Como dice Vargas Llosa en su libro «Cartas a un joven novelista»: «La vocación literaria no es un pasatiempo, un deporte, un juego refinado que se practica en los ratos de ocio. Es una dedicación exclusiva y excluyente, una prioridad a la que nada puede anteponerse, una servidumbre libremente elegida que hace de sus víctimas (de sus dichosas victimas) unos esclavos…
Hola, Patricio:
Qué atinadas las palabras de Vargas Llosa. A la calidad solo se llega mediante el esfuerzo y el tesón.
Un abrazo.
Un tema que me inquieta y llama la atención. Conforme pasa el tiempo y continuando con mis lecturas que nunca dejo, noto mi progreso en la escritura. Suelo leer con un lápiz cerca para subrayar ,anotar aquello que llama mi atención. Creo tener sentido del ridículo, tampoco soy vanidosa y si lo escrito no me gusta , lo reconozco. Empiezo a recoger los frutos de todo el tiempo que le dedico a la escritura, mi salvación y pasión. Empecé a recibir premios que nunca imaginé que llegaran y en breve saldrá mi segunda novela, pues una editorial de las de siempre y conocida, lo que yo deseaba(ni auto edición ,ni bajo demanda), le gustó mi manuscrito hasta el final y ya firmé con ellos. Gracias por vuestros artículos.
No obstante yo escribo porque ya no lo puedo remediar y nunca pero nunca, estoy satisfecha por completo.
Buenas:
Considero un excelente artículo, es algo muy cierto. Se envían muchas obras con poca calidad literaria. A mi como autor me gustaría que me dijeran las cosas claras, que falta trabajo para que la obra pueda ser considerada, es algo que a mi en lo particular no me molesta, porque el escritor no se hace en un día, es mucho el tiempo de sacrificio y el conocimiento que tiene que adquirir. Dista mucho la obra de alguien que tiene tiempo escribiendo a como la tenía cuando empezó.
Por ejemplo envié un libro a un concurso, se basaba en una buena idea, pero era el primero que escribí y omití algunos elementos que debía tener en cuenta. Volví a revisarlo y encontré cosas a rectificar, he escrito otros libros y no me cansaré de hacerlo, el que escribe solo triunfa escribiendo y de esa forma se coge oficio de escritor. No es solo tener ideas, es atrapar al lector y al editor desde las primeras páginas, hacerlo que se quede pegado en las páginas de tu libro.
Me hubiera gustado tener alguien que diera una opinión calificada de mi obra, por desgracia no dispongo de recursos para eso, en mi país el dinero de que se dispone no alcanza para eso. Pero sigo, trato de mejorar y me mido participando en concursos, no es un gran método, pero es el que tengo.
Aunque en el mundo de los concursos, muchas veces se es parcial, casi siempre por una cuestión comercial y lo entiendo, aunque no sea justo. Por eso hay que aprender a buscar los concursos dónde participar.
Si deseas escribir no te puedes cansar y estudiar las opiniones que te dan acerca de tu obra, saca lo realmente importante, que hablen mal, a veces hace bien, porque ayudan a que mejores, o hacen que revises para conocer en que te has equivocado, si consideras que estás en lo correcto, entonces lo reafirmaste, pero si varios son del mismo criterio significa que debes modificar tu forma de pensar, porque escribes para un público, no para ti mismo.
Espero que mi humilde opinión sirva de algo.
Gracias
Hola, Ariel:
Gracias por compartir tu opinión. Sin duda, escribir es una larga paciencia y hay que tener la humildad de saberse aprendiz, sobre todo al principio, pero en realidad siempre.
Sería estupendo que los editores explicaran a los autores los motivos concretos en los que fallan sus obras, pero no perdamos de vista que ese no es su trabajo y que, en la mayoría de los casos, exigiría dedicar unos recursos significativos a hacerlo.
Un abrazo.
Estoy de acuerdo con ustedes, sería muy bueno, pero no es su trabajo, pero no debemos desanimarnos escribiendo y sobre todo aprendiendo más cada día. Además, de cualquiera se puede aprender, así que hay que tener la mente abierta.
Gracias.
¿Es por calidad?
El rechazo editorial tendrá sin lugar a dudas motivos de calidad, en un porcentaje escaso. Pero, seguro que hay muchos más elementales, y son de mercado. La lectura en España es muy baja, por tanto, la expectativa de un filón literario mengua. Además, el mercado está arrasado por el pirateo de los más lectores. El libro digital corre desbocado. Los nombres conocidos por motivos varios, son los únicos vendibles. Importa un carajo la calidad.
Ya leía mucho antes, de distinto modo, ahora como escritor, tal como se debe y se aconseja. Por esa misma causa, por leer con análisis buscando la calidad de lo publicado, puedo saber y digo: No es por calidad, por lo que se rechazan la mayoría de novelas, pues de eso hay escaso, seguramente en los manuscritos no haya, no lo sé, pero en lo publicado, desde luego, no está la calidad, y eso sí lo sé.
Por calidad no puede ser.
En cuanto al ego, pues lo hay y debe haber. Lo contrario es nuestro fin como escritores.
Un saludo.
Javier Ávila.
Hola, Alberto:
Muchas gracias por compartir tu opinión, pero permite que nos quedemos con los datos del señor Schavelzon, que ha sido editor durante treinta años y ahora es agente literario. Podemos suponer, sin duda que habla con conocimiento de causa cuando habla de falta de calidad.
Que se publican libros de dudosa calidad literaria (que no comercial) es cierto. Pero no olvidemos que todos los editores hacen apuestas comerciales para obtener el dinero que más tarde dedicarán a la publicación de obras literarias. No podemos perder de vista que publicar un libro cuesta dinero, que es necesaria una inversión. Sobre los libros comerciales que publican los editores para poder permitirse publicar obras de calidad literaria tiene precisamente Guillermo Schavelzon un artículo muy recomendable: https://elblogdeguillermoschavelzon.wordpress.com/2023/03/05/el-arma-secreta-de-algunas-editoriales-de-prestigio/
En cuanto al libro digital y el pirateo, sinceramente, creemos que los muy lectores no pirateamos, precisamente porque amamos y respetamos el libro. El libro digital tampoco corre desbocado: las tasas de lectura de libro digital se mantienen estables desde hace años; no se lee más en digital, si repasas los informes de hábitos de lectura y compra de libros en España de los últimos años lo comprobarás.
Cada año se publican muchas obras de calidad, cada año se publica a muchos autores que no son conocidos. Por supuesto, pocas de esas obras, aunque tengan calidad, son obras maestras, pero es que es una características de las obras maestras ser escasas.
En cuanto al ego del autor, pensamos que la humildad lleva más lejos.
Un saludo cordial.
Excelente artículo. Es oportuno compartirlo.
No obstante, creo que el principal impedimento para el desarrollo de una obra literaria es el inmenso ego de los aspirantes a escritor.
Esa mirada cerrada en sí mismos les impide aceptar cualquier crítica. Una palabra no elogiosa sobre sus textos y te ganas un enemigo gratuito. De ahí que muy pocas personas externen un dictamen sincero sobre los textos de los escritores incipientes.
Es singular que cosa muy diferente ocurre con un escritor de probada calidad. Por lo general está abierto a la crítica constructiva y a revisar su obra cuanto sea necesario hasta lograr la excelencia.
Gracias por el aldabonazo y esperemos sea acicate para mejores propuestas de los escritores.
Esa es la intención, Emil: invitar a tomar conciencia de la necesidad de no dar por finalizada una obra que no lo está.
Gracias por tu comentario. Un abrazo.
Me ha pasado con una editorial Universitaria que me devolvió una novela con el argumento de que aún le faltaba trabajo. Hice un ejercicio de autocrítica y he seguido trabajando en ella.
Esa es, creemos, la actitud, Carlos Mario. Se trata de ser conscientes de las falencias de la obra (si las hay) y trabajar sobre ellas para enviar un trabajo digno de ser tenido en cuenta.
Un abrazo y ánimo con esa novela.