Acabamos de cruzar el umbral de un nuevo año y a todos nos embarga una sensación de renacer, de nuevo comienzo, de haber recibido una nueva oportunidad para hacer mejor las cosas. Por eso en estas fechas menudean los buenos propósitos y los proyectos; trazamos nuevos planes o nos sentimos con energía y ánimo para retomar aquellos otros que, en algún momento del año viejo, quedaron abandonados en el camino.
Con las pilas cargadas después del parón navideño y la energía que da pasar tiempo con la gente a la que queremos, tenemos confianza en que, este año sí, llevaremos a cabo todo lo que nos propongamos.
La realidad, lo sabes, es que esa energía se va agotando y acaba fagocitada por la rutina y la inercia del día a día. Sucede con frecuencia que, al final, los propósitos que nos habíamos fijados en el año nuevo quedan de nuevo abandonados, aplazados sine die, lo que siempre genera un tanto de frustración y tristeza.
Para que esto no te suceda este año, te traemos tres propuestas que pueden contribuir, o eso esperamos, a que 2025 sea para ti un año de objetivos alcanzados. Un año en el que camines con paso firme hacia tus metas y tengas la satisfacción de alcanzarlas o, al menos, de saber que te estás acercando a su consecución. Son tres ideas muy sencillas que, con un poco de determinación y constancia, podrás poner en práctica y ver así buenos resultados.
1. Plantéate un único objetivo
Cuando llega el nuevo año todos caemos en la tentación de lanzarnos a hacer un sinnúmero de nuevos planes y proyectos. La energía fluyente del nuevo año o el exceso de azúcar en sangre provocado por los dulces navideños nos hacen creer capaces de todo: todo podemos hacerlo, todo podemos alcanzarlo.
La realidad es que no es cierto. Y no solo porque la rutina del día a día consuma nuestra energía, dejándonos pocas fuerzas para dedicarnos a nuestros nuevos proyectos. Lo que sucede es que nuestro cerebro funciona mejor cuando se concentra en un único proyecto.
Si comenzamos a dividir nuestras fuerzas para prestar atención a varios proyectos, si pretendemos alcanzar diversas metas a la vez, nuestros esfuerzos no alcanzarán el impacto que podríamos obtener si concentrásemos todos nuestros recursos en alcanzar un único objetivo. Al dividir nuestras energías, nunca lograremos avanzar a buen ritmo hacia ninguna de las metas fijadas y al final eso hará que nos sintamos estancados, lo que puede propiciar que tiremos la toalla.
Idealmente, ese único objetivo en el que te vas a enfocar este año tiene que ser algo que resuene contigo, algo que ataña a tu verdadera esencia, a aquello que te interesa de una manera genuina. No puede ser un objetivo impuesto por terceros, ni tampoco que busque impresionar a otros. En este caso, puesto que aquí hablamos de escritura, debería ser un propósito relacionado con tu faceta de escritor.
Nadie mejor que tú conoce cuál puede ser tu objetivo, qué es lo que deseas alcanzar tú en este año; quizá es comenzar a escribir una novela, quizá es publicar, quizá es dedicar un año a leer obras cumbre de la literatura para ampliar tu visión de la literatura y mejorar tu escritura, quizá es formarte para aprender nuevas técnicas y recursos… (En ese caso, échale un ojo a nuestros cursos para escritores).
Sea cual sea tu propósito único, recuerda que debe ser realista. Si te marcas un propósito demasiado ambicioso casi con toda seguridad serás incapaz de alcanzarlo. Y en ese caso lo único que lograrás es granjearte grandes dosis de frustración y comenzar a dudar sobre tus capacidades.
Elige mejor un objetivo que sea alcanzable, pero, al tiempo, que suponga un cierto reto. Si alcanzar tu objetivo no entraña una pequeña dosis de dificultad no resultará lo bastante estimulante para que perseveres.
Recuerda también fijar una fecha límite para la cual deberás haber alcanzado tu objetivo: puede ser el año completo, pero quizá es algo que puedes conseguir en seis meses o en un trimestre, o quizá necesites más de un año. Es importante calcular bien el tiempo que te llevará alcanzar tu meta: si te das poco, será difícil que cumplas y eso te hará sentir mal; si es demasiado, se perderá la sensación de reto, tan necesaria para sentirse estimulado.
2. Piensa en todo lo que has alcanzado ya
Parece claro que el comienzo del año es época de fijarse objetivos. Miramos hacia adelante, pensamos en todo lo que queremos alcanzar y nos hacemos el firme propósito de que esta vez sí cruzaremos la línea de meta. Aunque, como hemos dicho, es mejor concentrar las energías en un único propósito para multiplicar así las posibilidades de alcanzarlo.
Pero en nuestro impulso de planear el futuro (al menos los próximos doce meses), con frecuencia no pensamos en todo lo que ya hemos alcanzado. Olvidamos mirar hacia atrás.
Es importante saber de dónde venimos para saber hacia dónde vamos y decidir si debemos recalibrar el rumbo. Sin saber qué es lo que ya tenemos es difícil, además, calcular qué es lo que nos falta, qué es lo que nos gustaría alcanzar.
Quizá al acabar el año pasado hiciste balance de tus logros. Si es así, enhorabuena. La realidad es que pocas personas lo suelen hacer. En torno al cambio de año todos sentimos que se abre una nueva etapa llena de posibilidades y nos apresuramos a hacer proyectos; pero pocos se detienen a reflexionar sobre si alcanzaron o no los objetivos que se marcaron un año antes. Pasamos así sin solución de continuidad de un año a otro, enlazamos proyectos con proyectos y rara vez evaluamos. Sin embargo, evaluar es imprescindible.
Evaluar es el modo, en primer lugar y como ya queda dicho, de valorar tu trayectoria. De conocer qué metas has alcanzado ya para poder decidir cuáles otras te interesa cruzar. De hacer recuento de lo que ya tienes para poder decidir con inteligencia qué es lo que te falta.
Pero, además, hacer balance y repasar todo lo que las logrado ya (durante el año anterior, pero también durante tu trayectoria vital) es un modo de poner en valor tus logros. Seguro que te mereces más de una palmada en la espalda y es lícito que te la des. Alza los brazos con gesto de triunfo, puedes hacerlo.
Ser consciente de tus logros te ayudará además a creerte capaz de alcanzar tus propósitos para este año que comienza. No es la primera vez que alcanzas lo que te propones, ya lo has visto, y de igual manera volverás a hacerlo en esta ocasión.
Como el objetivo único que te plantees ha de ser un poco retador, empujarte a salir de tu zona de confort, no perder de vista todo lo que ya has alcanzado te ayudará a tener confianza en ti mismo de cara a tus nuevos propósitos.
3. Abandona un mal habito
Nuestros propósitos acostumbran a relacionarse con cosas que deseamos obtener: nos falta algo y queremos conseguirlo; se trata de sumar. Pero con frecuencia restar puede ser más interesante.
Todos tenemos algún mal hábito que nos perjudica y, con frecuencia, es parte coadyuvante de que no podamos alcanzar lo que nos proponemos. Haz examen de conciencia y darás con el tuyo: quizá tiendes a la rumiación o te falta confianza en ti mismo, quizá has dejado entrar a los ladrones de tiempo en tu vida y dedicas tus días a cosas que en realidad te aportan poco o nada, quizá procrastinas o sufres el síndrome del impostor… Tú mejor que nadie sabes lo que te sucede, eres consciente de esa pequeña infección que late sordamente en tu interior y a la que prefieres no hacer mucho caso. Sé honesto contigo mismo: sácala a luz y aplica el escalpelo para sajarla y limpiarla.
Vuelve consciente ese mal hábito y hazte propósito de enmienda. Diseña un plan que te ayude a deshacerte de él. Hazlo poco a poco, los malos hábitos son persistentes y no es sencillo librarse de ellos; si intentamos erradicarlos de un día para otro es posible que reaparezcan poco después. Date tiempo, sé constante, pero también paciente.
Un consejo: busca eliminar un mal hábito relacionado con tu propósito central para este año nuevo. Si, por ejemplo, te propones escribir una novela o leer más, puedes trabajar en librarte de tus ladrones de tiempo (o al menos de uno) para así rescatar tiempo que dedicar a la escritura y/o a la lectura.
Si sigues estas tres propuestas es más que posible que este año sea un buen año para ti. Tendrás un objetivo claro en el que concentrar todos tus recursos y esfuerzos. Gracias al balance de todos tus logros tendrás la seguridad de que puedes alcanzar también este. Y si paralelamente te libras de uno de esos malos hábitos con los que tendemos a poner palos en nuestras propias ruedas, el pronóstico para tu 2025 será muy halagüeño. Así lo deseamos desde Sinjania de todo corazón.
Y si te apetece compartir en los comentarios tu objetivo, tu balance de cosas logradas y el mal hábito que te propones evitar, nos gustará conocerlos. Ya sabes que compartir nuestros objetivos con terceros es una manera de reforzar nuestros propósitos.
Buen año para todos!
Empecé quitándome de Instagram. Me gustó irme, las redes deben cumplir una función, la mía está en Facebook y es ir narrando mi aventura con la escritura de la novela.
Mis otros proyectos son económicos, muy fructíferos y me dejarán proyectar mis libros.
No es mentir cuando escribir ahora es cuestión, en mucho, de tener dinero para poder hacerlo bien, dar un buen libro.
Feliz de haber llegado a la mitad de esta novela hoy!
Mucho por recoger este año!
Felices frutos 2025!🔶
Qué bien, Hilda. Que el 2025 te sea propicio.
Qué bonitas y sinceras las palabras de Toni y Gabriel. La verdad es que somos muchos en el mismo barco. Y las palabras de este post resuenan como si fueran únicas para cada uno de nosotros.
Cuando comencé mi aventura como escritora estuve tres años dedicada por completo a mi primera novela. Escribía por las mañanas y leía por las tardes. Luego la realidad apareció delante de mí al descubrir el panorama actual del libro y los escritores.
Después de aquella toma de contacto con la realidad, llegó el marketing y las redes sociales, grandísimos ladrones de tiempo en mi caso. Por un lado, necesarios, pero, por otro lado, he perdido gran parte de la concentración que tenía cuando empecé con la primera novela. También la búsqueda de editorial, preparar las propuestas editoriales y la formación se han llevado gran parte de mi energía vital. También la ilusión se ha ido detrás de toda esta vorágine que, más allá de tus ideas y tus palabras, implica ser escritor profesional.
Y, sin embargo, a pesar de todo este cansancio y un poco la sensación de derrota, debo recordarme que he conseguido escribir una novela y perfilar el ciclo que continúa, crear una página web, llevar un blog literario, escribir un relato-regalo (lead magnet) para mis suscriptores, llevar tres redes sociales…
Mi propósito para este año es empezar, por fin, a escribir la segunda novela. Olvidarme un poco de cuándo se va a publicar la primera (al menos, mientras lo siga intentando por la vía tradicional) y, sobre todo, abandonar el mal hábito de las redes sociales.
Quiero dar las gracias a Sinjania por formar parte de este camino.
Un abrazo fuerte.
Cristina, ¿te das cuenta del enorme trabajo que implican esas cosas que enumeras? Escribir una novela y perfilar el ciclo que continúa, crear una página web, llevar un blog literario, escribir un relato-regalo para tus suscriptores, llevar tres redes sociales… Ahí es nada. Eso son tremendos hitos.
La ilusión está sobrevalorada. Es como esa primera etapa del enamoramiento: está muy bien, pero el amor es más que eso. Lo mismo sucede con la escritura. Es más que ilusión. Mantén el timón firme, que eres buena navegante. Seguro que los vientos te serán propicios,
Un abrazo.
Gracias, Natalia, por tus palabras alentadoras. Y tienes tanta razón. Me anoto ese punto de vista de que la escritura es mucho más que ilusión.
Un abrazo.
Hola, Natalia.
Doy por supuesto que eres tú quién está detrás de tan brillantes palabras, como es de costumbre, y si no es así, ruego me disculpéis.
Las obligaciones diarias, la realidad del trabajo, mas el hecho que no vivimos solos (más de una vez uno lo desearía) son muchas veces una excusa. Los ladrones de tiempo aumentan a diario, y las series, las redes, o algún que otro juego (en mi caso, el ajedrez) son todo lo que se cobija bajo las faldas de la procrastinación, esa palabreja que parece sacada de un manual de enfermedades y patologías. Escribo, si, pero cosas cortas. Me engaño pensando que continuaré con el proyecto cuando… Exacto!! Igual que para dejar de fumar, detrás de los puntos suspensivos puedes poner lo que quieras; cuando terminen las fiestas, cuando termine mi primer proyecto, cuando me jubile, cuando las ranas críen pelo, etc. Uno tiene ganas de hacer lo que sea pero con las ganas,no es suficiente. Así pues, en mi caso, me he tomado una pequeña obligación y escribiré una columna mensual, de unas mil palabras, en una revista con algo relacionado con mi trabajo. Algo que me ayudará, espero, a creerme que puedo continuar escribiendo. Que me leerán, ya que si no es el fin para el que uno escribe, no se cual será; ya no me trago lo de “escribir para uno mismo” aunque no descarto que haya quién así piense…
En fin, tomo nota para buscar las armas para combatir a esos malditos ladronzuelos que nos roban la vida segundo a segundo, y ver si puedo aprovechar lo mejor que hice el pasado año, en términos de escritura, que fue hacer el curso de novela aquí, en Sinjania.
Un placer leeros, como siempre, y aquí estoy a pesar de que no “hable” mucho… bueno, hasta que arranco!
Saludos!
Querido, Toni:
Es así, tendemos a la dilación y al aplazamiento. En ocasiones porque no queremos hacer lo que tenemos que hacer. Pero también a veces, extrañamente, cuando lo que queremos hacer es algo que deseamos mucho… pero nos importe. Escribir son palabras mayores y siempre está el mosquito de la duda detrás de nuestra oreja: ¿lo haré bien?, ¿la idea es buena? Mientras todavía no empezamos podemos conservar la tranquilidad, no tenemos pruebas fehacientes que nos digan que, en efecto, no podemos, no sabemos, la idea no es buena…
Esos temores nunca se callan, van a acompañar al escritor mientras sea escritor. Hay que aprender a ignorarlos o, al menos, a no permitir que nos impidan hacer lo que queremos hacer. Escribir a pesar de ellos, armarse de valor y empezar, recordando que una obra no se escribe perfecta a la primera, que tenemos todo el tiempo del mundo para reescribir y mejorar.
Espero, Toni, que así lo hagas tú con tu novela.
Un abrazo fuerte.
Natalia
Querida Natalia
Cuanta verdad encierra aquello de lo confortable q es quedarse en el intento, no ir demasiado lejos en el esfuerzo. No sea q quede al desnudo nuestra incompetencia, nuestra incapacidad.
Crecí con la idea de q ser perfeccionista era un buen modo de vivir. Exigirse al máximo para alcanzar la verdad, la belleza… Con el tiempo he descubierto q ha sido una mala estrategia. La perfección no existe. El camino es el aprendizaje y cierta humildad para admitir q siempre habrá alguien que lo haga mejor. Y está bien. Al final la competencia es contigo mismo. Y ahí si importa celebrar esos triunfos menores. Discretas medallas de bronce, terceros lugares, si, q tal vez ese es tu lugar, a lo q puedes aspirar con tus talentos. O quizás si perseveras y no te nubla el perfeccionismo, mejores tus capacidades y, fruto de ello, entonces obtengas la medalla de plata, premio a la constancia. Y quien sabe, mañana, quizás…
Mi propósito para este 2025, con setenta tacos ya es sacar adelante, en este primer semestre, el borrador de la novela cuyo argumento comenté en el reciente curso q tu impartiste aquí, en esta casa q ya sentimos nuestra, pese a la distancia. De modo que aquí estoy. Avanzo, retrocedo, me maldigo, me voy a la cama ilusionado por lo q me espera al día siguiente. A veces, también, ocurre el milagro de una epifanía. Un fugaz instantes de cegadora luz. Y me digo. Jo, tío, por estos mismos tormentos y alegrías han pasado todos los q una vez han publicado.
Al final, querida Natalia, este oficio de parir ideas, juntar palabras, robar logradas metáforas y, eventualmente, publicar, no me parece tan distinto del oficio de vivir, donde se requiere una buena dosis de sentido del humor, perseverancia, generosidad y buena letra. Luego el éxito o el desengaño vendrán por añadidura. En ambos casos, lo q importa es q nadie nos quitará lo bailao!
No trataré de decirlo tan bien cómo lo has dicho tú, Gabriel, pero suscribo por completo tus palabras.
Un abrazo y todo el ánimo con esa novela.