Cómo y por qué llevar un diario de lecturas

Hemos señalado en muchas ocasiones la doble faz de escritura y lectura, dos actividades que van indisolublemente unidas. Se puede ser lector y no ser escritor, pero es difícil llegar a ser un buen escritor sin ser lector, un buen lector. Leer es, a fin de cuentas, el mejor curso de escritura que puedes hacer.

La realidad es que los grandes escritores siempre han tenido por costumbre pasar una parte importante de su tiempo leyendo.

Por su parte, a los lectores les gusta confeccionar listas: listas de los títulos que se leen, listas de los títulos que se quieren leer, listas de autores, listas de géneros… Como ejemplo tienes al músico y poeta Art Garfunkel, quien publica en su página web la lista de los libros que se ha leído década a década y año por año desde 1968.

Hoy te proponemos una herramienta muy útil que va un paso más adelante de elaborar las famosas listas de libros y que te va a ayudar no solo a sistematizar tus lecturas sino también, y sobre todo, a escribir mejor.

Listas de libros leídos

Las listas de libros son una herramienta muy útil y te recomendamos que las uses.

Desde luego son un recordatorio de los libros que han pasado por tus manos, por tu mente y por tu corazón. Una especie de archivo que puedes consultar en el caso de que la memoria te falle.

También son una especie de acicate que te anima a superarte a ti mismo. Si en tu lista figura que el pasado año te leíste veinte libros, ¿por qué no ir este año a por los veinticinco? (Aunque ya sabes que nosotros te proponemos una velocidad de crucero de cincuenta libros por año).

Pero, sobre todo, una lista de lectura, en especial si se mantiene a lo largo de los años, es un itinerario.

Cada libro leído es un jalón de un camino que recorre tu andadura por el territorio de las letras y la literatura. Ese camino es el tuyo y seguramente no exista otro igual, porque cada lector transita el suyo propio.

Los títulos de tu lista, que en su momento elegiste, conforman un paisaje —incluso aunque no todos los libros te gustaran por igual—. Y en el caso de un escritor, ese paisaje que dibujan las lecturas tiene un cierto correlato en su propia escritura. Hay ecos y resonancias de los libros que lees en los que tú escribes.

Precisamente eso es lo que temen muchos escritores, sobre todo principiantes, que recelan de que su escritura se vea «contaminada» por el estilo de otros autores. Por el contrario, solo leyendo tu obra mejorará.

Porque leer incrementa tu vocabulario y aumenta tu destreza en el uso del lenguaje. En general, los buenos libros son una lección en vivo impartida por los mejores maestros del uso de técnicas, recursos y temas que va a disparar tu creatividad.

Las listas de libros cuentan mucho sobre quien las hace. Por eso nos encanta conocer las listas de personajes célebres y por eso a algunos lectores les encanta mostrar las suyas, mientras que otros son por completo reacios a hacerlo.

Precisamente porque una lista marca un recorrido, un itinerario, también puede ser muy interesante seguir las huellas de personas a las que admiramos. Busca la lista de lectura de tu escritor favorito y lee los mismos libros que él leyó. O sigue la senda que te marcan críticos y expertos, como el canon occidental, de Harold Bloom.

Lo que entronca con la lista de libros por leer.

Listas de libros por leer

Todos los lectores tienen su lista de libros por leer, aunque muchas veces se trata de una lista no escrita.

Nuestra propuesta es que tú sí la escribas. La República de las Letras tiene un territorio extenso y, como escritor, debes explorar la mayor cantidad de terreno posible. Para eso no queda otro remedio que ser metódico.

La famosa frase de Hipócrates reza «Ars longa, vita brevis». Es decir, llegar a dominar un arte lleva mucho tiempo, pero la vida humana es corta. Como escritor debes conocer y hacer tuyo el corpus literario universal, ese conocimiento será el que convierta tu propia obra en algo original, rico y sustancioso.

Pero el número de libros es tan enorme que lo normal es que te sientas abrumado, ¿por dónde empezar? De ahí la importancia de tener una lista en la que vayas anotando aquellas lecturas que consideres imprescindibles.

Puedes elaborar tu lista de libros por leer usando las listas de autores y críticos de las que hablábamos más arriba. Sumándoles todos aquellos títulos que consideres oportunos, como recomendaciones o libros que llamen tu atención. Así trazarás un recorrido futuro, tendrás un plan.

Si te interesa nuestra recomendación, aquí tienes nuestra lista de lecturas recomendadas.

No se trata de ser inflexible y leer los libros de esta lista siguiendo un orden estricto. Por supuesto puedes avanzar y retroceder por ella a tu gusto, dependiendo del tipo de lectura que te apetezca en cada momento. O dar cabida a libros que no estaban en la lista, pero que se cruzan en tu camino con un imperioso «¡Léeme!».

El diario de lecturas

Pero, cuando eres escritor, las listas de lecturas pueden quedarse cortas. Por eso te recomendamos que empieces hoy mismo un diario de lecturas.

Un diario de lecturas va más allá de confeccionar una lista de libros leídos o de libros por leer.

Valoraciones críticas

En un diario de lecturas puedes añadir además una valoración del libro junto con una breve reseña. No hace falta que te extiendas demasiado (aunque puedes hacerlo, si sientes cierta inclinación hacia la crítica literaria), simplemente se trata de que consignes tus impresiones sobre el libro.

Hacerlo por escrito te permitirá dar orden y claridad a tus ideas, lo que, por cierto, te ayudará a escribir mejor. Pero, además, te permitirá pensar detenidamente en aquellos elementos del texto que más han llamado tu atención, aquellos que han sido usados con maestría e incluso aquellos que te parece que han errado el tiro.

Ese momento de reflexión sosegada sobre el libro recién concluido, con la lectura aún reciente, te ayudará a interiorizar la lectura, a asentarla y a hacerla tuya. El análisis de los mecanismos del texto que acabas de transitar te ayudará a comprenderlos mejor, a sopesar cómo han sido utilizados y qué valor han aportado al conjunto de la narración.

Y ambos, reflexión y análisis, te llevarán a comprender mejor el funcionamiento de un texto literario y a saber cómo (o cómo no) aplicar esas técnicas y recursos en tus propias obras.

Biblioteca de recursos

Por eso, tu cuaderno de lecturas no solo debería incluir la valoración y breve reseña de los títulos que has leído; además deberías reservar en él un espacio para anotar todos aquellos recursos usados por los autores que te hayan resultado especialmente interesantes.

Luego, mientras escribes o, especialmente, mientras preparas una nueva obra, puedes recurrir a tu cuaderno de lecturas en busca de ideas que puedan ayudarte a enfocar tu novela de forma diferente a como sueles hacerlo. Recuerda que una forma de progresar como escritor es experimentar y traspasar tus propios límites.

Para ello divide tu cuaderno en varias secciones en las que tomar nota de recursos concretos. De este modo te resultará fácil encontrar lo que buscas cuando lo precises.

Por ejemplo, puedes tener una sección «Personajes», otra sección «Narrador», otra «Diálogos», otra «Estructuras», o «Cronologías». Crea las secciones que necesites y apunta en ella aquellos modos de utilizar los diversos recursos que más hayan llamado tu atención.

Si en este libro se hace un uso interesante del narrador, apúntalo en tu cuaderno de ideas en la sección «Narrador». Si en aquel otro lo que destaca es la estructura que sostiene la trama, toma nota en la sección correspondiente.

Al tomar estas notas procura ser lo más exacto posible y apunta ejemplos concretos de aquello que ha llamado tu atención, consignando la página de donde lo tomaste. Esta información detallada más adelante te será muy útil

De esta manera tendrás una biblioteca de consulta personal que va a ser para ti fuente perpetua de inspiración. Al tiempo que será como una especie de cartografía detallada, realizada por tu propia mano —y por ello personal e intransferible— de tu recorrido por el territorio de la literatura universal.

Porque como escritor no solo tienes que ser un excelente lector, tienes que además ser un estudioso de las letras.

Lectura en profundidad

Para ser un estudioso de las letras necesitas leer en profundidad.

Ese tipo de lectura reposada, sin embargo, se está perdiendo. No solo leemos cada vez menos, sino que leemos de forma dispersa y transversal, como consecuencia de la sobreestimulación a la que vivimos sometidos.

No nos concedemos tiempo para leer, y cuando lo hacemos nuestra atención se divide entre otras acciones: consultar el correo, las redes sociales o echar un vistazo a la televisión, que tenemos encendida permanentemente.

Por otro lado, leer conlleva un esfuerzo intelectual (si bien también un inmenso placer) que, además, debemos sostener a lo largo de un determinado periodo de tiempo, hasta concluir el libro. Esto casa mal con nuestra era de la inmediatez, en la que, por un lado, deseamos tener los resultados sin que haya mediado ningún esfuerzo (adelgazar sin comer sano y equlibrado o estar en forma sin hacer ejercicio); y, por otra, estamos acostumbrados a tener todo al instante. Puedes comprar cualquier objeto y tenerlo al día siguiente en tu casa.

Pero el conocimiento no se adquiere de un día para otro. Y no puedes ser un buen escritor sin horas de práctica, de estudio y de lectura (que es la forma más placentera de estudiar que puede encontrar un escritor).

Así que date tiempo para leer y aprende a leer en profundidad: diseccionando el texto hasta en sus partes más mínimas y comprendiendo qué lugar ocupan y por qué, qué efecto ha logrado con ello el autor y cómo recibe y experimenta el lector cada frase y cada recurso empleado en la narración.

Si deseas iniciarte en esta lectura activa y reflexiva, no te puedes perder el Curso de Crítica Literaria.

En él aprenderás cómo analizar un texto a fondo y repasarás los principales elementos narratológicos para que sepas identificarlos en los textos que lees e incluso en los que tú escribes.

Además, también aprenderás a escribir buenas reseñas, algo que puede resultarte muy útil para crear contenidos interesantes para tu blog de escritor o para que las valoraciones que anotes en tu diario de lecturas sean de enjundia.

Si eres de lo que lees poco, esta es tu oportunidad de incrementar tu ritmo, porque tendrás que leer (y reseñar) seis libros a lo largo de los tres meses que dura el curso. Puede ser una manera de aumentar el número de libros que leerás este año y, como te harás con el hábito, podrás después mantenerlo durante el resto de meses.

>> En este enlace tienes toda la información sobre el Curso de Crítica Literaria, su temario y metodología, y puedes reservar tu plaza.

Cómo confeccionar tu cuaderno

Para finalizar, resumamos qué partes o apartados debería tener tu cuaderno de lecturas.

En primer lugar, tu cuaderno debería abrirse con una lista de los libros por leer. Deja espacio suficiente para que esta lista crezca, porque lo hará.

A continuación viene la lista de los libros leídos en el año en curso. Puedes dejar el espacio aproximado que ocupó tu lista del año pasado. Aunque ya sabes que te animamos a incrementar cada año el número de títulos leídos, así que puedes dejar un poquito de espacio extra.

Después le toca el turno a la valoración de los libros leídos. Con un par de carillas puede bastar para consignar título, valoración y tu reseña crítica sobre el libro. De igual manera puedes calcular el número de hojas en función de la cifra de libros que suelas leer por año, calculando un par de páginas por libro. Por ejemplo, si sueles leer cuarenta libros, deja ochenta páginas para tus valoraciones críticas.

El resto del cuaderno será tu biblioteca de recursos. Divídela en secciones, dejando más o menos igual número de páginas para cada sección.

En resumen, tendrías:

  • Lista de libros por leer.
  • Lista de libros leídos.
  • Valoración crítica de libros leídos.
  • Biblioteca de recursos.

Sobra decir que este cuaderno puede ser en papel o en digital.

La ventaja del papel es que, al escribir a mano, como lo hacemos más despacio, tenemos más tiempo para reflexionar y nuestras ideas se materializan de manera más ordenada y exacta. Sin embargo, si usas un cuaderno físico, llegará un momento en que tengas que empezar uno nuevo y deberás tener un archivo de cuadernos de lecturas.

Mientras que si eliges tener un cuaderno de lecturas en formato digital podrás reunir en un mismo lugar años y años de listas de lectura y notas sobre recursos.

En cualquier caso, un diario de lecturas es una herramienta totalmente personalizable, así que puedes adaptar el tuyo a tus necesidades y gustos.

Si llevas un cuaderno de lecturas, no dejes de contarnos en los comentarios cómo lo haces. Tus ideas pueden inspirar a otros. Y si no lo llevas, ¿qué te parece?, ¿te apetece empezar uno?

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Otros artículos:

  • Al cumplir sesenta años, sin proponérmelo, se instaló en mi mente una idea: aunque cumpla con la esperanza media de vida, no me queda tiempo para completar con éxito mi lista de libros pendientes de leer o de releer. Así pues, tomé una decisión, creo que acertada: ser enormemente selectivo con los autores y con las obras; no dilapidar tiempo en obras menores o autores «flojos» (cómo calificaría Harold Bloom); y, finalmente, dedicar tanto tiempo a la lectura como a la escritura con el fin de fijar en la memoria los elementos esenciales de cada libro.
    Mi objetivo de lectura es de setenta y cinco obras por año, por lo que debo ayudarme de listas y cuadernos.
    Llevo un registro de libros pendientes de leer en una base de datos formato EXCEL, pues compro muchos y, normalmente, varios a la vez, por lo que es importante fijar un orden de prioridad de lectura. Además, utilizó los cuadernos de lectura Moleskine y Leutchtturm (los de esta última marca, son algo más grandes de tamaño y su papel es de mayor gramaje, lo que es importante para escribir con pluma estilográfica). Son tres cuadernos: novela, ensayo y relatos o cuentos. Por último, llevo también un cuaderno de estilo, ortografía, gramática y estructuras.
    Saludos

    • Hola, Florencia:

      Se trata de apuntar aquellos recursos que, usados por los autores de los libros que lees, te hayan resultado interesantes: el uso del narrador, el manejo del tiempo, la creación de una atmósfera, uso del lenguaje… Todo aquello que te parezca relevante y que tal vez tú quieras probar en tu propia escritura.

      Saludos.

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